Los trabajos científicos sobre la diversidad y composición de las algas pardas y rojas, organismos en su mayoría endémicos de la Antártica, son numerosos. Sin embargo, existe un tercer tipo de alga, las llamadas verdes, que están en menor número en el continente blanco, han sido poco estudiadas. Sin embargo, la llegada de nuevas especies podría cambiar de manera significativa la biodiversidad marina antártica.
A raíz de lo anterior, un equipo de investigadores liderados por Hélène Dubrasquet, bióloga marina del Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas (ICAEV) de la Universidad Austral de Chile (UACh), se volcó a la tarea de identificar las especies de algas verdes presentes en el territorio antártico.
“Se asume que por tener bajo número de especies las algas verdes antárticas son muy bien conocidas. Sin embargo, el uso de herramientas genéticas ha demostrado recientemente que existen especies crípticas, es decir, especies con la misma morfología, pero distintas genéticamente. Así, la biodiversidad en algas antárticas está subestimada y realizar estudios genéticos permite levantar información base sobre estos organismos”, comenta Dubrasquet.
El estudio, publicado en la revista científica Cryptogamie Algologie, consistió en desarrollar una base de datos con información genética de la diversidad de algas verdes en Antártica, con el fin de llevar el registro de cualquier organismo de similares características que pudiese atravesar la Corriente Circumpolar Antártica (CCA).
Los investigadores estudiaron el ADN de 122 muestras de algas verdes, las que fueron recolectadas durante las campañas antárticas de los años 2013 y 2014. En los resultados se identificaron tres nuevas especies para la zona: Rosenvingiella radicans, Urospora wormskioldii y Ulvella islandica. La identificación molecular reveló grandes coincidencias entre estas algas de la Antártica y muestras obtenidas en el hemisferio norte, confirmando que tienen una distribución anfipolar (presencia en ambos polos del planeta).
“Son especies a las que hay que prestar especial atención: por su movilidad entre polos y su capacidad para soportar condiciones extremas pueden convertirse en potenciales invasores de los lugares nuevamente colonizados”, explica la Dra. Marie-Laure Guillemin, genetista del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la UACh, co-autora del estudio.
Según la científica, las algas verdes que viven en aguas frías de otras regiones podrían ser capaces de traspasar la Corriente Circumpolar Antártica (CCA), que actúa como barrera natural, llegando a las costas del continente blanco a través del agua de lastre y el casco de los barcos.
“En la Antártica existe una menor diversidad de algas verdes, son menos las especies reportadas. No obstante, tienen la capacidad de sobrevivir en condiciones muy estresantes y algunos de estos organismos pertenecen al mismo género que las algas que han generado proliferación (bloom) en varias zonas del mundo, como en China durante los Juegos Olímpicos de 2008, causando grandes problemas”, comenta la Dra. Guillemin.
“En el caso de las algas verdes, que por sus características intrínsecas son candidatas a ser especies invasoras, es de suma importancia poder identificarlas y monitorearlas en el contexto del cambio global y del aumento del tráfico marítimo en la zona antártica”, explica Dubrasquet.
El equipo se centrará en monitorear el estado de la flora antártica verde para lograr una detección rápida de asentamientos de especies no nativas en aguas antárticas, lo que podría ayudar a crear recomendaciones medioambientales para el transporte marítimo, incluidas las actividades de turismo y envío de material científico.