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CGT: «ES EL TIBURÓN QUE VA BUSCANDO, ES EL TIBURÓN QUE NUNCA DUERME, ES EL TIBURÓN QUE VA ACECHANDO, ES EL TIBURÓN DE MALA SUERTE»

Por mucho tiempo hemos escuchado a los trabajadores definirse como apolíticos. Solo hay que preocuparse de trabajar y no meterse en política, dicen. La política es el demonio mismo, el camino de los flojos, de los que buscan sacar beneficios de cualquier manera sin tener que siquiera sudar.

Y eso es una gran mentira que debemos ir desarticulando en nuestro trabajo diario de educación hacia la clase trabajadora. Sin embargo, no siempre lo hacemos de buena manera. Es mas, tendemos a discriminar a los que repiten como loritos lo que escuchan en diferentes espacios, llegando en los mayores momentos de enojo hasta llamarlos desclasados, como si esa sola aversión a la política – que por lo demás ha sido instalada por el capital y sus servidores – los dejara al margen de ser parte de la clase.Una de las acepciones que nos entrega el Diccionario de la Lengua Española dice que»política es la actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto o de cualquier otro   modo» y la misma nos entrega una oportunidad muy buen para hacer claridad en nuestros compañeros. Queda claro que no solo tenemos el derecho sino que la obligación, de participar activamente en política. En lo familiar, en lo laboral, cualquiera sea el espacio en donde nos encontremos, tenemos la obligación de hacer política. Las organizaciones sindicales hacen política desde el momento en que se transforman en tales y son a su vez la conjunción de distintas visiones de sociedad que se han unido bajo un objetivo común. Cambiarla por una sociedad mas justa y digna. Hacer política entonces no es el problema. En nuestra opinión el problema se genera cuando se partidiza la política. Eso nos pone, queramos o no, a unos contra otros y nos saca del objetivo central.


Veamos. Los partidos políticos son definidos como «asociaciones de interés público que se conducen de acuerdo con ciertos principios e ideas con dos objetivos fundamentales: 1) canalizar y transmitir los intereses y demandas de la población para que sean consideradas en la toma de decisión gubernamental; y, 2) posibilitar la participación de la población en el». Ahora, dicha definición puede o no ser asumida en su totalidad por los diversos partidos políticos, pero sin duda hasta ahora – y basta para ello ver su accionar – existen diferencias abismales en los principios e ideas que les motivan, como para que se definan como de derecha, centro o izquierda. Sin duda, e independiente de la ubicación en la que se sitúen, hoy por hoy en ninguna de esas ubicaciones, parecen tener especial preocupación por las demandas e intereses de la población. A lo mejor es momento de que la población constituya su propio partido, y asuma como corresponde la definición que aquí exponemos.  La organización sindical tiene como su principal adversario al capital y las cabezas visibles de ese capital, no solo se encuentran vinculadas con los partidos políticos de la derecha. Los trabajadores tienen todo el derecho de participar en los partidos políticos si así lo estiman, pero a lo que no tienen derecho es a que las visiones u orientaciones de sus partidos, los saquen de la lucha contra su adversario principal.Por eso la organización sindical y los trabajadores no se deben definir como apolíticos si no como «independientes de los partidos y movimientos políticos». Hacemos y haremos política, en función de nuestros intereses de clase, pero dentro de la organización no podemos permitir que nos separen las propuestas de los partidos.   .