– No cabe duda que Luis Hermosilla pecó de soberbio. Cómo lo iban a sorprender a él que tenía santos en todas las iglesias, más allá incluso de los dioses a las que cada una de estas honra. Hombre resbaloso y ducho en triquiñuelas, se jactaba de poder conseguir cargos luego de un juego de manos, que hacia como el mejor de los magos.
Bueno tenía padrinos y amigos poderosos, que llegaron a ministro del interior y presidente de la república, entre los más importantes.
Claro que luego del favor concedido, este san hermosilla no se quedaba tranquilo solo con las velas que le encendían sino que pedía favorcitos a cambio, los que eran cumplidos gustosa y rápidamente por los tocados por las manos de los dioses, que instalados como ministros de corte, notarios u otros carguitos de poder, pagaban con prontitud y gratitud los favores recibidos.
2.- Dicen que el país está en shock.
Los medios de comunicación no pudieron abstraerse de un escándalo tan evidente y es que son ¡¡¡mas de 770.000 paginas de chats!!! que están siendo entregadas a cuenta goteras, buscando que los involucrados puedan cubrir todo el arco político, porque parecen ser muy pocos, si es que los hay, los que se están salvando incólumes de esta mansa cagadita.
Y es aquí donde hay que detenerse un poquito, ¿tan capo era el Hermosilla? Convengamos que en el gobierno de Piñera estaba totalmente a sus anchas, pero en el caso de ratificación de ministros de corte, la cosa pasa también por el Senado.
¿Solo Hermosilla alineaba a los caballos para ganar la carrera?
No pues, en el Senado hay también un alto grado de corrupción y pago de favores que deben ser investigados y denunciados.
En cualquier caso y teniendo a la vista lo que ha pasado en nuestro país, después de que este escándalo salga de la primera línea todo seguirá igual que antes y solo cambiaran los actores.
Es el sistema el malo y todo termina solo si lo cambiamos.