Lo mejor, al cumplirse 100 años de su muerte, es escribir sobre lo que no se ha tomado en cuenta de lo planteado por Luis Emilio en su legado escrito.
Vamos a partir por reconocer nuestra fallas al no haber sido lo suficientemente perseverantes y pelearles el espacio a los que se adueñaron de su legado sin tener méritos para ello.
Esos que fueron haciendo camino citando al compañero pero no aplicando rigurosamente sus principios fundamentales, educar y organizar a los trabajadores.
Se equivocaron, ya es buena hora para que reconozcan errores y hagan actos de contrición suficientemente claros.
8.- Debemos ser autocríticos para reconocer que a 100 años de la muerte del compañero Recabarren, poco o nada se hace por educar a la clase y muchos de los escritos que por ahí circulan, hacen de todo menos formar la conciencia de quienes están llamados a ser los constructores del mundo nuevo que los antiguos soñaron.
Hay bastante sobre lo que hablar como la ausencia de medios informativos en las organizaciones sindicales, la no existencia de un periódico obrero amplio abierto, unitario, pluralista y pedagógico, entre muchas otras carencias.
¿Cómo vamos a educar a las masas si no generamos los instrumentos para ello? Lo más probable es que no aspiremos de verdad a educarlas.
Estas deficiencias son la muestra más clara de que para algunos podrían no significar nada los cien años de la muerte de Luis Emilio Recabarren.
CONTINUARÁ