El Ministerio Interdenominacional e Internacional de las Iglesias Unidas del Conosur (MIIC) hace un llamado a ver la actual crisis social que vive nuestro país como una oportunidad de poder dar propósitos concretos a la juventud, en beneficio de su crecimiento, integridad y acercamiento a los valores del cristianismo.
“Chile esta cambiando y hoy estamos frente a una generación distinta que no está dispuesta a vivir en una sociedad como la actual, busca más justicia y equidad, y no permitirá más abusos. Tiene demandas muy legítimas. La invitacion es que veamos esta situación no como una problemática, sino como una oportunidad para acercar esta generación al cristianismo”, explica el directorio de la MIIC, representado por su presidente, obispo Remberto Olguín.
La misión enfatizó que la situación actual no se trata de “un juicio de Dios, es una generación que está alzando su voz. Tampoco se trata de una pugna política, sino que de una juventud que más que nuestro futuro, es nuestro presente y, por lo tanto, debemos actuar de inmediato”.
Destacaron el versículo bíblico que consigna que “La justicia producirá paz, tranquilidad y confianza para siempre” (Isaías 32: 17), por lo tanto, se debe actuar en consecuencia a dicha afirmación: “necesitamos de un nuevo orden social con estructuras más justas, equitativas y participativas. En medio de las complejidades que vivimos como sociedad, hacemos un llamado al gobierno a promover políticas públicas que permiten el acceso equitativo a los bienes comunes”.
Repudiaron “enfáticamente cualquier acto de violencia y vandalismo, pero condenamos también a un sistema de economía que en nombre de la producción y crecimiento económico tiene a la clase trabajadora con una gran presión por sus bajos salarios, falta de atención médica, personas pagando su alimentación con las tarjetas de crédito porque no les alcanza para comer, donde las personas adultas mayores están en situación de pobreza por sus miserables pensiones, y que ahora corren el riesgo de perder incluso sus casas por no poder pagar el impuesto de sus viviendas”.
También llamó la atención por el aumento de los campamentos en todo el país “por políticas públicas de viviendas inapropiadas, la privatización del derecho al agua y el deterioro del medio ambiente, entre tantos otros factores, llevan a la desesperación desesperanza de la población”.
Pero también se refirió a la violencia por parte del Estado: “No necesitamos de militares en las calles, no necesitamos estado de emergencia, comprendemos y sostenemos que el camino no es la represión y la criminalización de las legítimas protestas, sino la promoción de un sistema de mayor bienestar que promueva el cuidado de la vida y de la creación, un sistema que nos permita tener y vivir con lo suficiente”.
Finalmente, afirma que “el Evangelio que predicamos y confesamos nos debe aportar una visión clara de la transformación de las estructuras de opresión y de violencia, y reafirmamos nuestro compromiso en participar y promover una sociedad que tenga como instancias comunitarias y sociales, y políticas públicas que fundamentalmente promuevan la justicia, la paz, la equidad, la reconciliación y el bien común en nuestro país”.