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ADIÓS A DON GUILLERMO BENHAM

Una triste noticia recibimos ayer con la partida del vecino Guillermo Benham, a los 87 años. Un hombre con inquietudes, generoso, colaborador permanente de La Opinión Austral y Radio LU12 AM680, apasionado por la radiodifusión, la música y la historia del cine. Además, debido a su trayectoria en la industria frigorífica, siempre fue un lúcido colaborador de la Sociedad Rural de Río Gallegos y del Club Británico.

La familia Benham era oriunda de Eastleigh, condado de Southampton, Inglaterra. En 1906, su abuelo George Benham zarpó desde el puerto de Southampton junto a sus dos hijos, William y Henry. El 16 de septiembre llegaron a Río Gallegos y se trasladaron a la estancia Cabo Buen Tiempo. Como había sido mecánico en los ferrocarriles de Inglaterra, fue contratado en 1912 para participar en la construcción del puente de metal sobre el río Gallegos. Este puente le cambió la vida a este sur de la provincia, haciendo al transporte más rápido y seguro.

George ingresó a la grasería “La Blanca”, más tarde The New Patagonian Meat and Cold Storage Company Limited, y por último a Swift. Las instalaciones de la grasería estaban ubicadas muy cerca del antiguo y primer muelle del frigorífico. Su oficio era la mecánica y fue prensero de los cueros. Swift hacía sus piezas en el propio taller, en el que contaba con el torno más grande del pueblo. Nada se pedía a Buenos Aires si se podía hacer acá.

En 1912 llegó su esposa, Mary Jane Sprake. Habían estado separados seis años.

William Benham trabajó en estancias del lago Argentino y salvó su vida de milagro durante las huelgas rurales. En 1929 ingresó a Swift, como su padre. En 1931, William se casó con Maisie Sinclair, al año siguiente nació Guillermo y en 1934, Jeanette.

George se había retirado en 1947 y fallecido en 1950. William se jubiló en 1958 en la Swift, como encargado de almacén: “cuando llegaba un pedido de Buenos Aires, por ejemplo una caja con cien tornillos, papá abría cada caja y los contaba para asegurarse de la corrección. Calculaba todo mentalmente, sin máquina y tenía una memoria envidiable. Había un auditor que venía de Estados Unidos cada tanto tiempo y era terrible de exigente. La arpillera se usaba como tapa de los fardos de cuero y venía en rollos. Este americano hacía llevar al patio los rollos empezados para medirlos, pero seguro que estaba bien porque eso lo controlaba papá. En Swift se trabajaba muy bien”, recordaba Guillermo.

En 1941, con 9 años, Guillermo Benham ingresó a trabajar en el comercio “Café a los chicos”, de Cuiñas, como repartidor de café tostado y molido. En 1944 pasó al Escritorio Elbourne, de Herbert Elbourne, donde se llevaban las contabilidades de las estancias y los comercios del pueblo, además de representaciones. En 1948 entró de cadete en la Casa Cervantes de González y López, los mismos dueños del Cine Carrera. Después siguió en el Carrera de operador y luego de administrador. Allí estuvo hasta 1969, cuando ingresó a Canal 9, donde se desempeñó hasta 1987, año en que se jubiló.

En simultáneo, hizo su carrera en el frigorífico Swift, como su padre y su abuelo. Entró a Swift el 2 de enero de 1952. Guillermo subía a los barcos como intérprete de la Aduana para traducir del inglés al castellano y le entregaban un comprobante donde afirmaba que la mercadería ingresaba al caponero a la temperatura estipulada.

Así nos lo contaba en una de tantas entrevistas. “El primer trabajo que hice fue de apuntador de cueros. Lo primero que tenía que hacer era controlar en la libreta que estuvieran todos los cueros de los cien obreros que trabajaban. Un día, el capataz de cueros me dice: “andá al almacén y decile a tu padre que te dé diez tizas blancas”. Fui al almacén y le dije a papá: “vengo de parte de don Antonio Vivar que me envió a buscar unas tizas blancas”, él me miró y preguntó: “¿y la orden?”. “No me dió nada”, respondí, entonces me dijo: “bueno, vaya a buscarla… Si había que trabajar durante los días domingo o en Semana Santa, cuando llegaban los caponeros, se trabajaba como cualquier otro día, claro que pagaban extra”.

En 1955, Guillermo se casó con Silvia Elena Sánchez y nacieron sus hijos, Guillermo Jorge y María Elena. Años más tarde enviudó y contrajo matrimonio con Olinda Vera Sierpe, naciendo Jorge Alberto, Néstor Fabián, Patricia Mónica, Roberto Mario y César Marcelo.

En 1971 quebró la firma, después de importantes cambios en la economía regional. La planta era demasiado grande para tan poca cantidad de animales. Armour de Santa Cruz había cerrado en 1962 y Swift de San Julián lo había hecho en 1968 (en 1954, año en que más se faenó, trabajaron con 450.000 animales y en 1967 se faenaron 200.000 animales o menos).

En 1971 Guillermo ingresó a Coagro, la cooperativa de ganaderos que abría su frigorífico y luego hizo lo propio en Faimali. Su dedicación y experiencia en la actividad ovina le valieron el reconocimiento de todos quienes lo conocieron.

Despedimos con admiración y gratitud a un verdadero caballero.

Fuente: Opinión Austral