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NO MERCY

Sin piedad. Es la respuesta implícita al clamor por misericordia, por piedad, formulado por la Obispa Bude, a inicios de la semana pasada. Así comienza el nuevo ciclo de Donald Trump a la cabeza de una de las naciones más poderosas del planeta. No sólo no revisó la orden ejecutiva que dispone la expulsión inmediata de inmigrantes en condición irregular, sino que se ha implementado ya la expulsión de varios miles de migrantes a México, Colombia y Brasil. Días después, y llevado al clímax de su paroxismo xenófobo, Trump anunció que abriría 30 mil plazas, en la base militar de Guantánamo, en Cuba. Un lugar mundialmente conocido, por el gris estatus legal, que ha permitido en el pasado el uso como centro de torturas, y prisión política. Sin piedad, parece repetir en las horas de la madrugada, mientras pasea iracundo en pantuflas por la
Casa Blanca. Ahora es el turno de la economía. En un giro que ha dejado totalmente fuera de lugar, a sus fervientes partidarios tanto en el continente americano como en Europa, ha anunciado la fijación de aranceles de un 25% a los productos importados a los Estados Unidos, desde México y Canadá, con efecto en estos días. A estos países se sumaría Colombia y Brasil. En tanto advirtió que no se permitiría el ingreso del petróleo venezolano, marcando lo que muchos pensaron sería un endurecimiento hacia el régimen chavista.
Sin embargo, dentro de la misma semana, se produjo la visita a Venezuela de su enviado especial, Richard Grenell, el cual en cuestión de horas consiguió la liberación de ciudadanos estadounidenses prisioneros en Caracas. Ante la mirada incrédula de la prensa mundial, todos pudimos ver insólitas imágenes, del tirano Maduro muy sonriente junto al representante de Washington. El propio Trump se refirió al encuentro como “muy positivo”, marcando el inicio de una nueva era en las relaciones. No se dijo allí, sino que se conoció este fin de semana, que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac), del Departamento del Tesoro de
Estados Unidos, ha renovado la Licencia General número 41, asegurando la continuidad de las operaciones petroleras de la mega petrolera norteamericana Chevron en Venezuela, responsable de aproximadamente el 25 % de la producción petrolera de Venezuela. Ese sería en la práctica el trato hacia la dictadura venezolana, lo que le da carta blanca para seguir sojuzgando a su pueblo.
En tanto, México y Canadá, objeto de la agresión más grande en toda la historia de las relaciones
comerciales continentales, han anunciado la fijación de aranceles similares a los productos estadounidenses.
Se ha difundido ampliamente el encendido discurso de Justin Trudeau, primer ministro de Canadá quien hizo un ferviente llamado a la unidad de todas las fuerzas de la sociedad civil, las empresas, los sindicatos, las fuerzas políticas y los ciudadanos para resistir este grave atentado al libre mercado. En el caso de Canadá, se agrava con la infamante pretensión de Trump, de convertir al país del norte en el estado N° 51. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, no se ha quedado atrás, y ha llamado a la unidad en contra de los aranceles, anunciando la aplicación de contramedidas, de similar naturaleza. En las principales ciudades de Estados Unidos se pudo apreciar este fin de semana, marchas de los “nativos americanos”. Personas provenientes de
distintos países del continente, con sus trajes típicos, y miembros de los pueblos originarios de Norteamérica, con sus atuendos tradicionales, se manifestaban en contra de la persecución a los migrantes.
El presidente Petro en Colombia, el presidente Lula de Brasil, han expresado que defenderán con
fuerza los intereses de sus respectivos pueblos. En el ínterin, Trump también anunció aranceles a los productos provenientes de la comunidad europea, sus aliados europeos también anuncian contra medidas a productos del país de Disney.
El anuncio de aranceles contra productos chinos, produjo otra paradoja, las autoridades chinas,
anunciaron que llevarían el caso ante la OMC. Siendo un declarado régimen socialista “con características chinas”, hoy opera con las reglas del libre mercado, siendo el principal socio comercial, de gran parte de los países del mundo. China tiene la capacidad para producir la caída del capitalismo mundial, es el mayor acreedor del gobierno de los Estados Unidos, ya que posee, billones de dólares en bonos del tesoro. Sin embargo, defiende la economía de mercado, contra la amenaza proteccionista, del autodefinido líder del mundo libre.
Sería extenso de reseñar aquí lo que dice la doctrina económica sobre los aranceles, en síntesis, en la economía global donde rige el libre mercado, el establecimiento de aranceles, está más ligado a medidas para corregir, deficiencias del mercado, por prácticas anti competitivas. En el pasado reciente, en Chile el gobierno dispuso la aplicación de tasas arancelarias a distintos productos de acero chinos, por el alegato de la extinta empresa CAP, que denunciaba la existencia de dumping, vale decir de apoyos o subsidios del régimen chino a las empresas de acero chinas. Esa es una circunstancia muy distinta a la que comentamos hoy con los aranceles, dispuestos unilateralmente por Donald Trump. No pretenden corregir una deficiencia de mercado, sino pretenden imponer un privilegio, una condición supuestamente favorable para las productoras locales.
Decimos que sólo es un supuesto beneficio, porque está comprobado que el establecimiento de aranceles generales, con esta amplitud, sólo produce una escalada alcista de precios. La aplicación de contra medidas, con aranceles similares, producirá alza de precios tanto en el país importador como en el exportador, y derivado de ellos la subsecuente y creciente inflación. Los consumidores deberán soportar con su salario actual, productos más caros, lo que redundará en caídas de consumo, que terminará produciendo una reducción del ya menguado crecimiento económico mundial.
Nuestro país, con una economía, para cuyo crecimiento y desarrollo, decidió a partir de 1990, la
apertura total al comercio mundial, depende del libre mercado para producir la riqueza y el bienestar de su pueblo. Estamos totalmente expuestos a las convulsiones producidas por las medidas de choque impuestas por Trump. Tan cerca como a mediados de febrero podría aplicarse aranceles a la importación de Cobre en los Estados Unidos. Esta medida va afectar directamente uno de los mercados en los cuales Chile, vende su commodity principal. Según cifras del Banco Central durante el tercer trimestre de 2024, los principales países compradores de Cobre chileno fueron China (51,3 %), seguido por Estados Unidos (11,3 %), y Japón (11,1 %). Autoridades económicas y diplomáticas de nuestro país, advierten que Estados Unidos no puede
prescindir del Cobre que compra a Chile, que no tendría la producción interna suficiente para sustituirlo. Sin embargo, resulta innegable que el bombardeo de aranceles que van a ir estallando, en el mercado del mundo entero, afectará los precios de los bienes y servicios que consumimos en el mercado interno.
Chile suscribió en 2003 un Tratado de Libre comercio (TLC) con los Estados Unidos, gracias a este el 100% de los productos que se transan entre nuestros países, lo hacen con arancel cero. Tras más de dos décadas de aplicación y respeto irrestricto del tratado, nos enfrentamos a una amenaza que constituiría una violación grave de este tratado, además de una violación de las normas que rigen el comercio mundial. Ante ese escenario, Chile deberá unirse al resto de los países afectados tanto en la aplicación de contra medidas, como en la reclamación ante la OMC. Nos enfrentamos a un poder omnímodo, el gran capital trasnacional, el complejo militar industrial, y una nueva ideología supremacista, que medra con el discurso de odio.
El planeta ya ha vivido estos dolores. Sabemos cómo inicia, pero también como termina. Un 2 de
febrero de 1942 el Ejército Rojo, en la Gran Guerra Patria, derrotó y aniquiló al 70% del ejército nazi en la batalla de Stalingrado, es el inicio de la derrota definitiva de la Alemania nazi. Somos tributarios de esa lucha, con esa sangre se pagó el precio por la libertad de todo el mundo. También en Chile tuvimos nuestra propia lucha por la liberación, y tras décadas de arduos combates, se llegó un 2 de febrero de 1988, a constituir el pacto que resolvería la vía electoral para derrotar la dictadura civil-militar, ese día se constituyó la Concertación de Partidos por la Democracia. De ella, y de los que cayeron en los años precedentes, somos tributarios por la libertad que hoy gozamos.
Este año es un año de decisiones en Chile. Recordar amigos y amigas, a quienes con euforia insana
aplaudían hasta la semana pasada, los arranques facciosos e imperialistas de Donald Trump y su sequito de multimillonarios. Sí amigos, también en Chile, se encuentra latente el germen del autoritarismo que conocimos en carne propia. Bajo los brillantes colores, la música estridente, y la promesa de un consumo infinito, se solapa el uniforme gris del pensamiento único, de la raza y religión correctas, de la supremacía del dinero, por sobre cualquier otro valor. Como en muchas cosas en la vida, no es inocuo lo que decidamos, y en cada pequeño gesto individual, en cada paso que demos, por la construcción de un mundo más justo y solidario, estaremos defendiendo ese resto de humanidad, que defendieron con sus vidas los que cayeron luchando por la libertad.
Ernesto Sepúlveda Tornero