Un baldazo de agua fría, fueron las recientes declaraciones del ministro de Hacienda Mario Marcel, reconociendo que el país no alcanzará la meta de crecer un 2,6% este año. Cuando el gobierno y los actores económicos esperaban una expansión de la economía en 1,1% en septiembre, el resultado de ese mes, fue un decepcionante y magro 0%. Se advierte desde ya, que, aunque los meses de octubre, noviembre y diciembre, la cifra mejore, no va a alcanzar para recuperarse. “La actividad que se pierde no se recupera más”, fue la frase con la que sintetizó, cual epitafio, el ministro Marcel. No obstante, se mantiene el optimismo con los resultados que tendría el cuarto trimestre del año, por una parte, por la baja base de comparación. Ya que se compara las cifras mes a mes, con las cifras del año anterior, como también, porque en este último trimestre del
2024, existirían mejores condiciones financieras, Los resultados de la economía, los sentimos todos en nuestras casas, y sin duda son las personas más humildes, los trabajadores y trabajadoras de este país, quienes más las sienten. Para no desanimarnos por completo, el ministro apunta a las
oportunidades que tiene Chile, estas se encuentran en permanente cambio a lo largo del
tiempo. Señala, que, en una época, tuvimos el boom de la producción agroindustrial,
donde nos transformamos en productor y exportador neto de alimentos. Pero lo que
constituye hoy día la mayor oportunidad para Chile, son las políticas para enfrentar el
cambio climático, que llevan adelante los países desarrollados. Estas políticas, generan
acciones que demandan recursos con los que nuestro país cuenta. Se estima que se
producirá un incremento en la demanda de Cobre, Litio, energías limpias, e Hidrógeno
verde.
Si consideramos las cifras económicas de los últimos tres años, podemos apreciar
que, en 2021, gracias al incremento inédito del gasto público, y también gracias a los
retiros de los fondos de pensiones, Chile se recuperó de un salto de la pandemia. Se
alcanzó en 2021, un histórico incremento del PIB de 11,7%. Sin embargo, ya en 2022,
este crecimiento se empezó a detener, y concluimos ese año, con sólo 2,4% de
crecimiento económico. Con una inflación al alza, la administración actual, debió realizar
un radical ajuste al gasto público, este freno, logró contener la inflación, pero a la vez
produjo un impacto en el crecimiento, cerrando el año 2023, con un magro 0,2%. Cifra
minúscula, pero que fue celebrada en su oportunidad por las autoridades, por haberse
librado Chile de entrar en recesión. Para este año 2024, el Banco Central, mantiene su
estimación de que el crecimiento económico, estará entre 2,25% y 2,75%. En tanto para
2025, último año de la actual administración, como consecuencia del nulo crecimiento de
septiembre, y de un aumento inesperado de la inflación, la estimación de crecimiento se
ha reducido sustancialmente. Hace menos de dos meses cuando anunciaba el
presupuesto de 2025, el presidente Boric se mostraba confiado de que el crecimiento
sería mejor a los pronósticos “agoreros” de la oposición. Lamentablemente, el crecimiento
cero de septiembre, y la inflación de 1% en octubre, echaron por tierra esas expectativas.
El crecimiento económico del año 2025, según la estimación inicial del ministerio
de hacienda, Chile sería de un 2,7%, una cifra que deberá ajustarse en base a los
recientes antecedentes. Ya los actores del mercado han hecho la estimación a la baja,
fijando en un 2,1 % la cifra de crecimiento para 2025. Como efecto inmediato, el ministerio de Hacienda, redujo el alza proyectada del presupuesto 2025, y anunció recortes de gasto
al cierre de este año 2024.
En estos días ha reflotado la idea de generar un gran pacto por el crecimiento
económico. Se mira con envidia los años dorados de crecimiento económico de Chile,
durante los gobiernos de la Concertación de partidos por la democracia. Tanto se ha
hablado de esos años, que incluso personeros del sector conservador, recomiendan
constituir un símil de la concertación, pero de partidos de derecha y ultra derecha. Es
curioso, se abusa de la mala memoria o la ignorancia ciudadana. Los gobiernos de la
concertación enfrentaron una ácida y belicosa oposición que se opuso, a aspectos
fundamentales del programa de centro izquierda. Eso que hoy alaban, se logró con
esfuerzos titánicos, y logrando avances con cuenta gotas. Quizás el mayor legado de
esos años, sus cifras de crecimiento económico, y sus avances en la reducción de la
pobreza, y la normalización del país, se pudieron obtener, por la política de los acuerdos.
Ese diálogo político entre gobierno y oposición, inexistente en este período.
Como lo he dicho incontables veces en este espacio, Chile no será desarrollado, si
las elites políticas que nos gobiernan no son capaces de dialogar. Estos tres años han
sido una continua contienda verbal, estridente, plagada de descalificaciones, cuando no
de peroratas desde el ágora de la superioridad moral. Lo decía esta semana una
senadora del progresismo, la senador Paulina Vodanovic: “Hacemos todo este show de
los cachuchazos de payaso ante la prensa, y después nos vamos todos tranquilos para la
casa”. Lo que está al debe en nuestro país, es la política, quienes asumieron ante la
ciudadanía un compromiso, sean de gobierno o de oposición, han sido incapaces de
generar las condiciones necesarias, para cumplir con Chile. Mejorar la vida de nuestro
pueblo requiere, crecimiento económico, para que el crecimiento se produzca, se requiere
condiciones de estabilidad social y política. Pero también un ambiente que propicie la
inversión. Sin inversión privada, no hay crecimiento posible. El circulo virtuoso de
inversión, empleo, ingresos y poder adquisitivo, requiere de una clase política madura.
Para llegar al desarrollo se debe salir de la mirada cortoplacista, del ciclo de cuatro años,
de rotación de autoridades. Se debe generar el dialogo, y los acuerdos necesarios, para
sentar las bases de una nueva época dorada de crecimiento y avances sociales. Si las
nuevas generaciones de políticos que hoy medran en el parlamento y en el gobierno, no
entienden eso, seguiremos rotando el poder político entre derechas e izquierdas, sin darle
al pueblo de Chile, lo que prometemos en cada campaña.
Ernesto Sepúlveda Tornero