Para nosotros es vital que los trabajadores entiendan que forman parte de una clase, que tiene un adversario histórico y que para ello deben abandonar sus actuales posiciones y tomar las banderas de la organización.
De la misma manera ponemos muy en alto los conceptos de independencia y autonomía, algo prácticamente desconocido o simplemente abandonado por parte importante del movimiento sindical nacional e internacional. Mientras no retornemos a las raíces del movimiento sindical, la clase trabajadora seguirá huérfana de guía, porque sin estos valores resulta imposible construir una organización que se enfrente a su adversario histórico, el capital.
2.- Es por eso y no por otra cosa, que los patrones van imponiendo, dónde y cómo quieren, sus términos.
No hay fuerza sindical organizada para confrontarlos, ya que lenta pero rigurosamente se fue reemplazando la lucha frontal por las demandas más sentidas de la clase, por los acuerdos entre cuatro paredes y las mesas de diálogo, que aparte de magros resultados dejaron expuestos a los oportunistas y corruptos que por años profitaron sin entregar resultados.
Así, las herramientas de la clase trabajadora se quedaron sin plataforma de lucha ni bases con las que pelear sus demandas que seguían insatisfechas.
Es lo que debemos cambiar.