No me gusta Boric porque cedió al sistema y se dedicó a administrar lo recibido, con una que otra musaraña para la galería, que en caso alguno provocó un cambio radical en la condición de los chilenos.
Por cierto será recordado como uno de los presidentes que más empujó hacia adelante el ingreso mínimo aunque todos, él incluido, teníamos claro hace mucho tiempo que ese sueldo mínimo era y es una cifra insuficiente, para que pueda vivir con dignidad un ciudadano. Pero se la jugó y se debe valorar en su mérito.
Supimos de él cuando partía, su equipo en la FECH nos ofreció una reunión que nunca se materializó y nunca mas los vimos.
Hoy es claro, para quienes gobiernan, que solo existe un sindicalismo oficialista que se muestra obsecuente y no mueve un dedo.
Difícil entonces que nos consideren, pues nunca nos encontrarán en ese barco.
2.- Lo anterior es una opinión que puede ser o no compartida, pero es claro que en su calidad de presidente se le debe tener el respeto que merece, pues está en el cargo por voto popular y si no hicimos algo por que las cosas fueran distintas o ese algo fue insuficiente, debemos seguir trabajando para ser opción a futuro.
Por eso, ante el llamado sedicioso de los diputados de Renovación Nacional de acusar constitucionalmente a Boric (aunque depues se hayan desdicho), no se puede ser indiferente.
Es el mismo ejercicio que ya hicieron los demócrata cristianos en 1973 desde esa misma Cámara y todos conocemos el resultado de esa acción.
Es un intento desesperado por tratar de desviar la atención de lo que sí es importante, la corruptela de derecha que ya no se sostiene.
No les permitamos que confundan al pueblo, denunciemos y actuemos.