El 11 de septiembre pasado un grupo de jóvenes «republicanos» celebró en las afueras de La Moneda el golpe de Estado de 1973 y puso énfasis, para justificar su manifestación, en la «ilegitimidad del gobierno de Allende». Dejar en claro primero que se trató de un grupo de fanáticos que dan continuidad al discurso de otros como ellos, discurso que se basa en inexactitudes y distorsiones de la historia.
Los fascistas, de los cuales estos jóvenes republicanos son dignos herederos, decidieron dar el golpe – apoyados por cierto con armas y dinero por los campeones de la democracia, los Estados Unidos de América – cuando concluido el proceso electoral de marzo de 1973, debieron reconocer que el 44% de apoyo a la Unidad Popular era imposible de ser derrotado con el desabastecimiento, los paros patronales, las movilizaciones de los colegios profesionales y el actuar de algunos facciosos en las fuerzas armadas y carabineros.
2.- Está en nosotros, quienes lo vivimos, mostrar por qué la UP llegó al gobierno y fue capaz, en 3 años, de crecer en su base de apoyo pasando del 36% de los votos en 1970 al 44% en 1973.
Y es que nunca hubo más preocupación por los niños, la mujer y los trabajadores, nunca tanto cariño por los más desamparados, libertad para decir y hacer, tanta que los facciosos se valieron de ella para intentar envenenar el alma popular y no lo lograron.
Los fascistas republicanos están equivocados, pueden decir lo que quieran pero mienten.
Ya llegará el momento de que nos dejemos de peleas chicas y comencemos a construir poder popular, como alguna vez se hizo. Corrigiendo deficiencias y profundizando los avances