El próximo 23 de agosto se celebrará por primera vez el Día Internacional del Guanaco (Lama guanicoe), fecha consensuada por 29 organizaciones gubernamentales, académicas, representativas de comunidades indígenas y de la sociedad civil, principalmente, de los países en donde se encuentra este herbívoro nativo que conecta paisajes y culturas en América del
Sur.
En los últimos 200 años, la población de guanacos disminuyó de alrededor de 20
millones de individuos a aproximadamente 2.5 millones. Actualmente, está presente en
Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Perú, pero su estado de conservación difiere de
un país a otro.
El año 2024 es trascendental para la concientización y conservación de la especie. Por
un lado, fue declarado el Año Internacional de los Camélidos por parte de las Naciones
Unidas para resaltar su contribución a la seguridad alimentaria, a la nutrición y al
crecimiento económico, así como su relevancia cultural para muchas comunidades de
todo el mundo. Además, específicamente el guanaco fue incluido en el Apéndice II de
la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias (CMS) durante la
COP14 que se desarrolló en Uzbekistán, en el mes de febrero, alentando a los
gobiernos a implementar, mejorar y coordinar los planes de manejo de la especie en la
región.
Conectividad e integridad ecológica para su conservación
En 2024, el foco es la conectividad y la integridad ecológica de los ambientes que
utiliza a lo largo de su ciclo de vida. El guanaco depende de hábitats extensos y
conectados para alimentarse, reproducirse y evitar depredadores. Además de
contribuir a la conservación de la especie, sus movimientos son parte de procesos que
permiten la regeneración de las pasturas y ayudan a los suelos a almacenar carbono,
desempeñando un rol clave en la mitigación y adaptación al cambio climático,
favoreciendo la integridad del ecosistema.
Pero sus migraciones, como las de otros grandes herbívoros, son uno de los procesos
ecológicos más amenazados a nivel mundial, por causas como: la degradación del
hábitat por el sobrepastoreo; las industrias minera, petrolera y energética; la
colocación de barreras, como alambrados, rutas y urbanizaciones; especies invasoras;
y la escasez de agua y alimento por la crisis climática.
Hoy, su área de distribución se redujo al 40% de la geografía que ocupó la especie en
el pasado. Y aunque en cada país se encuentra en situaciones diferentes, su
conservación debe abordarse regionalmente, ya que en la mayor parte de su rango su
supervivencia puede verse amenazada si se restringen sus migraciones estacionales.
Situación en Magallanes
En las regiones de Aysén y Magallanes se encuentran las poblaciones más
abundantes de guanaco en Chile, concentrándose particularmente en la isla de Tierra
del Fuego.
El herbívoro nativo más grande de la estepa magallánica, que fue el sustento para
pueblos originarios, vio diezmada su población desde casi un millón a menos de
20.000 individuos en la región de Magallanes. A mediados de 1970, la población
colapsó debido a la presión de caza, la degradación del hábitat y la competencia con
el ganado. Luego de varias medidas implementadas por el Gobierno de Chile, se ha
logrado una lenta recuperación. Hoy se estima que la población en Magallanes es de
200.000 a 250.000 ejemplares. Si bien es un número auspicioso, aún se encuentra
muy lejos de los cientos de miles que pastoreaban históricamente, por lo que no es
correcto afirmar que existe una sobrepoblación.
WCS Chile realiza censos periódicos, que abarcan prácticamente todo el territorio
chileno de la isla de Tierra del Fuego, incluido el Parque Karukinka que custodia desde
- Esto ha permitido estimar su población y recoger datos que contribuyen a la
toma de decisiones sobre su manejo. Uno de los objetivos de estos censos, es
contribuir a mejorar la metodología censal que desarrolla el Servicio Agrícola
Ganadero (SAG) y generar algunas recomendaciones para determinar una cuota de
caza en el marco del Plan de Manejo y Uso Sustentable del Guanaco en Magallanes,
para que sea una herramienta efectiva tanto para la conservación de la especie, como
para mitigar los conflictos con la ganadería.