Con el objeto de promover la inscripción de nuevas familias de acogida en la región, el Servicio de
Protección Especializada y FAE Nazareth, realizaron una jornada de difusión en el Museo Naval de
Magallanes. En la actividad se entregó folletería y se resolvieron las dudas de los visitantes que
despidieron sus vacaciones de invierno conociendo la basta cultura marítima que tiene nuestra
región.
Las familias de acogida son personas o familias que de manera transitoria acogen en su hogar a
niños, niñas y adolescentes que han sido vulnerados. La duración del acogimiento es variable, ya
que depende del tiempo que demore revincular al niño con su papá, mamá, abuelos u otro
miembro de su familia de origen. Consecuentemente, este proceso puede durar tres meses o
extenderse hasta dos años.
Sin embargo, un elemento común a toda experiencia de acogimiento es la necesidad que la familia que recibe al niño ofrezca un cuidado integral. Entregar afecto, generar y reforzar rutinas, llevarlo al colegio, escucharlo, jugar con él y participar activamente de su vida, son algunas de las acciones cotidianas que resultan altamente significativas para el bienestar de un niño que ha sido vulnerado.
Durante este proceso, los guardadores – es decir quienes acogen al niño – reciben un
acompañamiento profesional, orientado a facilitar la integración del hogar y asegurar la entrega de herramientas para un adecuado cuidado. Asimismo, como base los proyectos a cargo del Servicio de Protección Especializada articulan las atenciones públicas en materia de educación y salud.
Finalmente, cada familia recibe un aporte económico para cubrir parcialmente las necesidades
emanadas del cuidado.
Actualmente en Magallanes hay 87 niños, niñas y adolescentes que viven con familias de acogida.
Además de ser niños bajo el cuidado del Estado que no ingresarán a una residencia, esta iniciativa
les entrega importantes ventajas en su desarrollo afectivo, social y cognitivo. José Sáez, psicólogo
de FAE Nazareth y encargado de la difusión en el Museo Naval precisa que “Toda familia – sea
ésta de origen o de acogida – que provee un ambiente emocionalmente seguro, permite al niño
explorar y aprender en distintos ámbitos. Las normas, hábitos, límites y rutinas se vuelven
significativos, por lo que él los hace parte de su vida. Consecuentemente, ello les facilita
relacionarse con sus pares y adultos significativos, coregularse y disminuir sus niveles de
ansiedad.”.