Las cosas desde siempre han sido extrañas, malas para los pobres y algo mejores para los que tienen algunos recursos o cuentan con influencias, aunque sean estas de las más rascas.
Tiene razón la ministra de estado que dice que hay una red de corrupción de cuello y corbata, eso lo sabemos todos y no se requiere ser muy estudioso para darse cuenta de dónde y cómo se produce tal cuestión.
La corrupción es definida como «..el mal uso por parte de un funcionario de su autoridad y los derechos que se le confían, así como la autoridad relacionada con este estado oficial, oportunidades, conexiones para beneficio personal, contrario a la ley y los principios morales» y ciertamente quienes están más proclives a esto son aquellos que están en puestos de poder y generan redes de contactos y pitutos, para acomodar a todos aquellos incapaces de acceder por méritos propios o carentes de contactos de todo tipo.
2.- La corrupción, en nuestra opinión, es inherente al sistema, es parte de él.
Si te acercas a quienes están en el poder o a aquellos que le hacen oposición – por que en esto de la corrupción son muy justos y ordenados, todos tienen algo que agarrar tanto los que tienen el sartén por el mango como los que aspiran a tenerlo – y renuncias a tus valores, podrán encontrar alguna puertecilla que te permita acceder a mínimos beneficios, que por cierto deberás pagar con silencio y obediencia total.
¿Como salir de esto? limpiando desde la raíz, dejando claro que tipo de sociedad queremos y escoger a los mejores para cambiar las cosas, de fondo y de una buena vez y para siempre. Difícil, pero no hay peor gestión que la que no se hace.