Si alguien se da el tiempo y analiza con sumo cuidado todo lo que se viene produciendo desde el estallido social en adelante se dará cuenta que, al menos, el sistema se vio realmente complicado y tuvo que recurrir a soluciones no previstas, para evitar que la población se sublevara completamente y avanzará aún con más fuerzas para lograr los cambios que buscaba. Lamentablemente por esa falta de unidad que tanto se anuncia pero que poco se logra – además de la falta de organización y articulación entre todos los descontentos – todo terminó en una componenda política a la que llamaron acuerdo por la paz, la convocatoria a un proceso constituyente al que hace algunos meses se puso la lápida definitiva, sin que se consiguiera absolutamente nada de lo que se demandaba.
Lo más dramático y que debe preocuparnos sobremanera es que esa sublevación, estallido o como se le quiera llamar, no implicó la construcción de organizaciones sociales ni sindicales.
¿Con que se piensa sostener futuras rebeliones de la población, si es que se producen?
2.- Desde el estallido en adelante la represión recuperó la forma que tenía en dictadura. Cientos de personas fueron golpeadas, heridas en sus ojos y otras partes del cuerpo. Varios perdieron la vista, otros se han suicidado y hubo miles de detenidos y encarcelados que han pasado años sin juicios. Al mismo tiempo aumentaron los portonazos y otros métodos delictivos, se asesina en la calle a personas con total impunidad, los secuestros se hacen normales, armas en poder de peligrosos delincuentes y un largo etcétera.
Sin embargo, «la inteligencia y seguridad del Estado» es incapaz de dar con las guaridas de bandas que están operando en el corazón de las ciudades.
¿Quién está detrás de todo esto?
Es claro que el miedo y el terror generalizado están llevando a autoridades y ciudadanos a exigir militares en las calles, no faltara el que pida entregar a los milicos el poder.
¿Es el costo que se está pagando por el estallido y la falta de organización? Que no nos asuste el terror del poder, somos la mayoría debemos prepararnos para ganar.