Entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre se realizará una nueva versión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), instancia donde diversos gobiernos, organizaciones internacionales, de la sociedad civil, mundo privado y académico se reúnen para adoptar medidas y promover la adaptación ante el calentamiento global y la disminución de los gases de efecto invernadero que lo provocan. Para este año se espera una participación de más de 30.000 exponentes y participantes, y entre ellos el académico de la Universidad de Magallanes (UMAG) e investigador principal del CHIC, Dr. Andrés Mansilla, quien participará como parte del equipo científico chileno junto a académicos del INACH e IDEAL.
El investigador fue invitado por el Ministerio de Relaciones Exteriores con el fin de impulsar al país en materia de transición energética, finanzas sostenibles y soluciones basadas en la naturaleza. “Nuestra participación en la COP28 es una tremenda oportunidad para que Chile no solo releve la importancia de los bosques de algas subantárticos como mitigadores de cambio climático al ser grandes sumideros de carbono, sino que también por los servicios ecosistémicos que impacta a la pesca artesanal y la economía global”, explica el investigador de la UMAG y del CHIC, Andrés Mansilla.
La Región de Magallanes y la Antártica Chilena alberga parte de los ecosistemas más prístinos del planeta, especialmente sus mares. Específicamente en la Reserva de Biosfera Cabo de Hornos están los bosques de Kelp (más conocido como bosques de huiro) más extensos y australes del mundo, y se ha convertido en un lugar de referencia y estratégico para estudiar los efectos del cambio climático a nivel mundial.
Los bosques de kelp son un conjunto de algas pardas- más conocidas como huiro-, que alcanzan hasta más de 40 metros de altura en las profundidades del mar. Estos bosques son el hogar de una tremenda riqueza marina subantártica, razón por la cual son considerados como verdaderos “ingenieros ecosistémicos” al brindar hábitat, zonas de reproducción, alimentación y crianza para cientos de especies con valor ecológico y socioeconómico como centollas y erizos de mar. Incluso, en las praderas de Macrocystis pyrifera (tipos de algas) estudiadas en la región de Magallanes se han registrado 132 invertebrados de especies diferentes.
“Si analizamos la distribución de los bosques de kelp en el mundo, podemos ver que hay de distintas especies, principalmente en hemisferio norte, pero los que están en el sur son más conspicuos y abundantes, con más biomasa y crecen más”, sostiene Mansilla, y agrega que “los grandes bosques de algas pardas pertenecen a los órdenes Laminariales y Fucales, representados en las costas de altas latitudes en ambos hemisferios En el caso del Hemisferio Sur, el punto de distribución más austral de representantes de las formaciones de kelp se encuentra en el archipiélago Diego Ramírez”.
Asimismo, la zona austral de Chile es de tal relevancia para las y los científicos porque es el único lugar donde convergen tres océanos: pacífico- atlántico- antártico, además de que sus aguas están menos antropizadas, es decir, tienen un bajo impacto de las actividades humanas. Sin embargo, el avance y retroceso de los glaciares producto del calentamiento global ha provocado cambios en las diversas especies marinas de la región, como los bosques de kelp.
“La región de Magallanes es un laboratorio natural para estudiar por el aumento de temperaturas y retroceso de glaciares, donde toneladas de agua dulce que se va al mar, alterando el ph, la salinidad y la temperatura, lo que que afecta al desarrollo de las especies que allí habitan”, agrega Mansilla.
Las algas, también, son utilizadas como material base para productos farmacéuticos y cosméticos,como fuente de alimento con valor agregado (Alga Procesada), como alimento en otro tipo de cultivo de especies marinas de importancia comercial, así como también de fertilizantes naturales.