Amigos y amigas, desde el mes de octubre de este año, nos encontramos en
Magallanes, en pleno despliegue territorial, para la elaboración de un nuevo plan de
desarrollo de zonas extremas. Se trata de la segunda versión de la exitosa política pública,
iniciada por la presidenta Michelle Bachelet en su segundo mandato. Un plan destinado a
combatir la desigualdad desde el punto de vista territorial. Esa que nos afecta por el lugar
donde vivimos, en este caso, en zonas muy alejadas del centro del país. El plan nació en
2014, con una vigencia de tres años, los que la propia presidenta Bachelet, prorrogó por
tres años más. Lo notable, es que pese a haber existido un cambio de sello político en el
gobierno central, el plan volvió a prorrogarse en el mandato del presidente Piñera. El plan
conocido por su acrónimo PEDZE, significó un notable impulso a la inversión pública en las
regiones de Arica-Parinacota, Aysén, Magallanes, y la provincia de Palena, en la región de
Los Lagos. Sin embargo, fue en la región de Magallanes y de la antártica chilena, donde
tuvo su mayor éxito, con una cartera acotada de grandes proyectos de inversión, en
materias tan variadas como servicios básicos para sectores periurbanos, compra y
urbanización de terrenos para fines habitacionales. Pero también obras de conectividad
terrestre, con la pavimentación de una ruta equivalente a la doble vía Santiago-Valparaíso,
en la provincia de Tierra del Fuego. Conectividad marítima, con el único puerto construido
por el estado en los últimos 30 años, en la ciudad más austral del mundo, Puerto Williams.
Sería de lata enumeración, detallar cada uno de los 37 proyectos de la cartera del PEDZE
1.0, por lo que quiero relevar, es que los proyectos definidos en conjunto con la
comunidad de cada provincia, han sido tan importantes, que hoy casi diez años después
del inicio del plan, continúan ejecutándose. El presidente Gabriel Boric, escuchó el clamor
de las zonas extremas, y resolvió prorrogar nuevamente la vigencia del plan original. Pero
esta vez, no como un plan especial, sujeto a los avatares de los gobiernos de turno, sino
como una política nacional y permanente de desarrollo de las zonas extremas.
En Magallanes aceptamos gustosos el desafío de construir un plan de zonas
extremas 2.0, con un horizonte de 10 años. En ese contexto, hemos realizado en conjunto
con los alcaldes y alcaldesas de las comunas de la región, un trabajo participativo, que
inicia con un rol activo de concejales y concejalas, en un concejo comunal extraordinario.
Posteriormente, se realiza un encuentro participativo comunal, donde en trabajo de
talleres, dirigido por profesionales del Gore Magallanes, se recoge las brechas o
problemas que la ciudadanía identifica, y las soluciones o propuestas sugeridas, las que
son priorizadas por la propia comunidad.
Es muy esperanzador, darse cuenta que las brechas y problemática que la
ciudadanía identifica, es plenamente coherente con las brechas identificadas en la
Estrategia regional de desarrollo, recientemente publicada. Quiere decir que los
instrumentos de planificación territorial gestionados por el Gore Magallanes, reflejan
fielmente la realidad de la región. En ese sentido la construcción de un nuevo plan de
desarrollo de zonas extremas, ahora como política nacional, viene en el momento
propicio, para proyectar las obras que mejorarán la calidad de vida de los habitantes de la
zona extrema Magallanes, por los próximos diez años,
Ha sido muy favorable la acogida, y el entusiasmo, tanto de las autoridades locales,
alcaldes, alcaldesas, y cuerpo de concejales, como de la comunidad local, dando cuenta de
una fuerte identificación con el plan de zonas extremas. De las diez comunas de la región,
este trabajo ya se ha realizado en seis, siendo la próxima, la que se efectuará hoy lunes, en
la ciudad más austral del planeta, Puerto Williams.
El respaldo al plan de zonas extremas ha sido transversal. Primero por los tres presidentes
que han gobernado Chile en los últimos diez años, por los parlamentarios regionales, y por
alcaldes y alcaldesas, y concejos comunales, integrados por todas las fuerzas políticas. Al
parecer cuando se trabaja pensando en el bien común, en el interés general de la región,
todos y todas entendemos, que podemos tener opiniones distintas, podemos discutir,
pero también podemos ponernos de acuerdo. En mi opinión, el éxito del plan de zonas
extremas en Magallanes, se debe fundamentalmente a la existencia de ese acuerdo
transversal que permitió sostener el plan hasta el día de hoy. Asimismo, ha sido
fundamental contar con liderazgo preclaro, orientó al equipo PEDZE, primero en la
intendencia regional, y ahora en el gobierno regional, como gobernador regional electo
por el voto popular.
Si en un territorio tan alejado del centro del país, nos podemos poner de acuerdo, en los
temas que conciernen a la comunidad toda, por qué no esperar lo mismo, de los
liderazgos nacionales. El bien común, el interés general de la nación, no tiene color
político, nos pertenece a todos y todas.
Ernesto Sepúlveda Tornero