La ministra de Defensa, Maya Fernández, el ministro de las Culturas y las Artes, Jaime de Aguirre y el Delegado Presidencial Regional, José Ruiz Pivcevic, participaron de una serie de actividades de memoria en la Isla Dawson, a la que asistieron casi un centenar de ex prisioneros políticos, familiares y organizaciones de derechos humanos, en el mismo lugar donde hubo un campamento para
detenidos entre los años 1973 y 1974, durante la dictadura.
Memoria, futuro, democracia y reparación, fueron algunos de los conceptos más repetidos, tanto en las
intervenciones de los ex prisioneros, sus familiares y las autoridades de Gobierno. La Isla Dawson, ubicada al sur de Punta Arenas en el estrecho de Magallanes fue un campo de concentración de prisioneros políticos después del golpe de Estado civil y militar. “Es el campo de prisioneros más austral que se haya construido”, recordó el Delegado Presidencial, y que albergó a unas 600 personas, incluida unas cincuenta traídas de Santiago y que en su mayoría eran colaboradores cercanos al derrocado presidente Salvador Allende.
El recorrido comenzó en el sector de Río Chico, unos 25 kilómetros al norte de Puerto Harris, el poblado de la base naval, en donde se emplazaron las barracas que albergaron a los detenidos. Allí se realizó un acto conmemorativo que recordó a quienes sufrieron de las inclemencias del clima y de los trabajos forzados. En el sitio ya declarado patrimonial, hubo cantos, poesía, el entierro de una “cápsula del tiempo”, discursos, testimonios, reflexión y reencuentros.
Las casi 150 personas regresaron a Puerto Harris, donde visitaron la iglesia, para enseguida asistir al acto
central en el gimnasio de la base militar. Entre los asistentes estaban los subsecretarios de Defensa y Justicia, el Delegado Presidencial para los 50 años, Patricio Fernández, las diputadas Carmen Hertz y Javiera Morales.
Junto a las autoridades y en toda la jornada, también participó el comandante en jefe de la Armada,
almirante Juan Andrés de la Maza.
Las distintas organizaciones de derechos humanos enfatizaron las deudas del Estado en cuanto a la
necesidad de más justicia para las víctimas de violaciones a los derechos humanos, actos y acciones de
reparación, así como medidas que impidan la repetición de los crímenes.
A su vez, la ministra de Defensa Nacional, Maya Fernández, dijo que “estar hoy en Isla Dawson refleja que,
desde este lugar, en el confín del mundo, se puede construir un nuevo futuro, basado en la democracia, en la unidad y en el respeto incondicional de los derechos humanos. El presidente Gabriel Boric nos ha
encomendado que conmemoremos los 50 años del golpe mirando hacia el futuro y las nuevas generaciones desde la memoria”.
La ministra agradeció el esfuerzo de los familiares, quienes “han compartido con nosotros los recuerdos y vivencias que les significa estar en Isla Dawson”; y también “a nuestras Fuerzas Armadas, quienes han
contribuido enormemente a este hito: a la Armada de Chile y a su comandante en Jefe que hoy nos
acompaña, primero por su colaboración en la preparación de este hito; y segundo por su comprensión de lo que implica este momento; y a la FACH y el Ejército, por disponer el traslado de los que hoy estamos acá, tanto desde Santiago, como dentro de la región y de la isla”.
Jaime de Aguirre, en tanto, indicó que “estamos en uno de los lugares más australes del mundo, que fue
testimonio y testigo de hechos que no queremos que se repitan. La Isla Dawson es uno de los sitios de
memoria más importantes y emblemáticos de nuestro país. Esta visita ha tenido un profundo simbolismo, ya que es parte de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, es una oportunidad para que la
sociedad chilena reflexione sobre la importancia de la memoria y la democracia para construir un futuro
mejor”.
El Campamento Rio Chico
A pocos días de producido el golpe de Estado, la Armada instaló en la isla Dawson un campo de prisioneros provisorio en el sector llamado Compingin, donde recluyeron a los colaboradores de Allende detenidos en Santiago y algunas personas capturadas en Punta Arenas. En paralelo, la Armada construía un campo de prisioneros diseñado para recibir a más de mil personas, ubicado en Río Chico, unos 25 kilómetros al norte de la isla. Ese campamento se abrió el 21 de septiembre, y llegó a albergar a unos 600 prisioneros.
Los detenidos fueron obligados a realizar trabajos forzados, sometidos a malos tratos, golpizas, torturas,
aislamiento, sin la ropa adecuada al clima y mal alimentados.