A punto de cumplir sus 13 años de vida, el reciente deceso de “Thor”, el ejemplar más veterano
del Equipo de Canes Adiestrados (E.C.A.) de Gendarmería, caló hondo en el equipo de la
institución. La partida del noble animal trastocó la labor habitual de sus contrapartes humanas y
perrunas el pasado viernes, en una pausa necesaria que permitió realzar la extraordinaria misión
de desarrollan los perros penitenciarios para el mantenimiento del orden y la seguridad de los
recintos carcelarios, y su positivo aporte social fuera del perímetro.
La retribución más visible que reciben desde cachorros estos irremplazables guardianes son los
cuidados y mimos por el cumplimiento de cada tarea, sin embargo nada más justiciero para
graficar su condición de “funcionario supernumerario”, que la emotiva despedida que le tributó la
institución a “Thor” como uno de sus abnegados integrantes.
Ataviada con rigurosa tenida oscura de régimen interno, la dotación del E.C.A. de Punta Arenas
celebró un responso exclusivo para este incondicional efectivo, en una improvisada capilla en sus
instalaciones. El viernes, a las 16:00 horas estaba todo preparado para que desde el canil, su
amortajado cuerpecito cubierto con capa y con el emblema patrio fuera traído por sus hermanos
gendarmes y depositado solemnemente sobre un altar central, bajo la solemne y protectora
imagen de San Roque, patrono de los perros.
La ceremonia, encabezada por el Director Regional de Gendarmería, coronel Dan Toro Arévalo,
contó con la entonación de la Canción Nacional, seguida de un entrecortado discurso de
despedida a cargo del Jefe del E.C.A., sargento 2° Iván Sandoval Cea, quien dio cuenta que “el ciclo
de la vida de un perro es bastante corto respecto al ser humano pero el apego, la afinidad que
existe y el cariño es increíble”. Sobre el altar, una foto del homenajeado Thor aportó una nota de
vida en aquel íntimo ambiente, con una marcial pose de cuando se inauguraron los caniles del
E.C.A. el año 2014.
Haciéndole honor a su nombre de bautizo, en alusión al dios de la guerra y la lucha salvaje (en la
mitología nórdica), dio cuenta que “Thor” fue el más fuerte desde que le fue diagnosticada su
enfermedad y luchó por su vida hasta hoy, cuando San Roque lo llamó a ser su servidor.
El capellán regional evangélico, pastor Daniel Díaz Nauto, ofreció una sentida oración de
despedida destacando, a través del pasaje bíblico del pastor de ovejas que se alegra al recuperar a
un ser querido extraviado, el lugar fundamental que ocupan en nuestros hogares las mascotas:
“son parte de nuestra familia y de nuestra esencia y cuando los perdemos de verdad queda un
dolor, un vacío en nuestro corazón, porque son una extensión de cuatro patas que tenemos,
movidos por un amor incondicional”.
Un toque de clarín al término sellaría esta comunión humano-canina, siendo los restos del
animalito subidos a un carro fiscal de la institución para ser llevado a su cremación y retornar, más
tarde, en un ánfora a su cuartel para permanecer siempre junto al equipo. Los sollozos de sus
compañeros perrunos desde los caniles coronaron este “hasta pronto” para uno de los ejemplares
más queridos de Gendarmería, un súper héroe con cola, miembro de una constelación celestial.