En teoría este día 1° de mayo, debiese ser el último con la constitución del 80’. Esto dependerá
en buena medida, de los resultados de la elección constituyente del próximo domingo. Aunque parezca
increíble, considerando los ríos y ríos de tinta, videos de YouTube, tiktok, y lives de IG, que han pasado
bajo el puente, aún hoy día existen sectores, por dejar la constitución como está. El caso es que será el
consejo constitucional, quien decidirá el nuevo texto fundamental, de ahí la importancia de elegir
buenos y buenas constituyentes.
El ambiente social y político, que precede a esta elección, viene marcado por la preocupación
pública por la seguridad. Una seguidilla de hechos delictivos de alta connotación, ha impedido situar
las cosas en su debida dimensión. Los datos de la subsecretaría de prevención del delito, indican que
durante lo que va del 2023, ha habido una disminución de delitos de mayor connotación social, se ha
desarticulado organizaciones criminales por todo chile, se ha sacado de circulación armamento e
incautado droga, con cifras históricas. No obstante, el bombardeo mediático cotidiano, en matinales de
TV y prensa del duopolio Emol-Copesa, nos tiene a todos con la sensación que nada se hace o se hace
muy poco.
En época de elecciones, el tema de la seguridad es recurso habitual, para que decir el uso y
abuso de la institución de Carabineros. Políticos del sector conservador han llegado a decir que el
actual gobierno, tiene abandonados a Carabineros. Afirmaciones que han sido desmentidas por el
propio general director, señalando que este gobierno, le ha entregado todos los recursos que la
institución necesita. Nuevos vehículos y equipamiento, aumento de presupuesto, y esta misma
semana, la modificación del sistema de gratificación, que va en beneficio directo del personal
operativo.
Entonces, amigos y amigas, el clima en que llegamos a la elección constituyente, es para variar,
un clima de confrontación. A ratos pareciera que algunos políticos se comportan como barras bravas.
Como esos sujetos que dicen amar un club deportivo, y sin embargo, su único interés es dejar la
grande, ojalá hiriendo a los del otro equipo, o destruyéndole su estadio. Esta irracionalidad, que en
Chile, sucede con una frecuencia inaudita, nos permite, identificar políticos (as), que harán y dirán todo
lo que este a su alcance, para impedir los acuerdos, para impedir los avances. En nuestro país, estamos
desde los albores de la república enfrentándonos periódicamente, las fuerzas del progreso y las fuerzas
conservadoras. Nuestra historia está jalonada por eventos trágicos de confrontación, en que las
diferencias se las quiso resolver a sangre y fuego.
El corazón de la patria arde, por la necesidad de encontrar caminos de entendimiento, que
alejen el riesgo de la confrontación violenta. Es en el mundo del trabajo, de donde surge la esperanza
de encontrar estos caminos. El acuerdo transversal que viabilizó la ley de 40 horas, es una muestra de
que es más fácil construir acuerdos con los actores de la economía real. Quienes se relacionan
cotidianamente en la actividad productiva, saben mejor que nadie lo que se requiere para trabajar
mejor. Esto a su vez, es una lección para los políticos, empantanados por años en discusiones añejas,
ajenas a la existencia del trabajador y trabajadora. Las 40 horas es una prueba de que se puede
compatibilizar una mejor calidad de vida, con jornadas de trabajo menos extensas. Con la flexibilidad
que tanto la actividad productiva, como la vida familiar del trabajador y trabajadora requieren.
No hay que olvidar jamás, la historia del 1° de mayo, se inscribe en la larga lista de tragedias de
la lucha obrera, por mejores condiciones de trabajo. Una historia que tuvo también en Chile capítulos
de heroísmo y sacrificio, en Las Salitreras, en el carbón, en el puerto, también en la Federación obrera
de Magallanes y en el Frigorífico Bories. También la lucha de los que resistieron la dictadura, y los
héroes y mártires de la recuperación de la libertad. La historia de los avances en la lucha social, es
siempre una lección de futuro. Un día fueron las 8 horas de trabajo, 8 de descanso y 8 de recreación,
hoy son las 40 horas de trabajo a la semana, y vendrán otros avances, en este camino hacia el progreso
social y político.
Tenemos una vez más una oportunidad como sociedad, que no nos acalle el griterío de las
barras bravas, que no prime el insulto y la injuria, por sobre el dialogo franco, la conversación directa,
para resolver nuestros conflictos. Que nuestra disposición al diálogo y al entendimiento, sea nuestro
mejor homenaje, para los hombres y mujeres que ofrendaron sus vidas luchando por una sociedad más
justa.
Ernesto Sepúlveda Tornero