Quienes vivimos la época del gobierno de la Unidad Popular, y quienes no la vivieron pero han leído los libros de historia, recordarán que el Presidente Salvador Allende vivió su gobierno en una especia de sándwich.
Por una parte, perseguido con una derecha engrandecida con la Democracia Cristiana y con sus lideres, Francisco Bulnes, Sergio Onofre Jarpa y Patricio Aylwin, entre otros, empujando al país a un golpe de estado. Ypor otra parte un partido socialista proclamando la revolución y, a pesar de ser parte del gobierno, negándole el apoyo al Presidente y encausando su labor contra el mandatario.
No se puede menos que recordar esa situación con la situación actual en el Congreso, donde los proyectos de ley del presidente Boric no sólo son rechazados por la oposición, sino por partidos de gobierno.
La oposición es oposición, por eso se llama así a los partidos que perdieron la elección, frente a los partidos que ganaron, que son los oficialistas. Que la oposición cumpla su papel es parte del juego democrático, pero que partidos oficialistas sean oposición al gobierno es, por lo menos, para la risa.
Siempre, en la derecha y en la izquierda, han existido grupos extremistas, a los que les gustaría imponer sus ideas a todo trance. Pero díganme si no es casi infantil y ridículo, por decir lo menos, que partidos de gobierno voten contra iniciativas del gobierno.
Ya ha pasado antes. Pasó en el gobierno de Allende así que podemos hablar de un síndrome, el síndrome de la UP. Para qué recordar como les fue a los desleales.