Las trabajadoras chilenas al igual que las magallánicas viven en un ambiente de precariedad laboral y previsional.
La cifra indicada en el último boletín del INE, hace casi similares el número de trabajadoras junto al concepto fuerza de trabajo, esto es sobre 33.000 trabajadoras. Pero la baja tasa de cesantía puede ser engañosa si consideramos que la fuerza laboral regional está concentrada significativamente en el sector comercio (14.000 trabajadoras y trabajadores), rubro feminizado por excelencia, donde las condiciones de trabajo y remuneración son sensiblemente precarias. Iguales condiciones laborales precarizadas enfrentan las trabajadoras del sector servicios en el ámbito privado.
Otro sector con alta fuerza de trabajo femenina es el ligado al mundo de la Administración Pública, la Enseñanza y Salud que concentra casi 25.000 trabajadoras y trabajadores. Se trata de un sector que para sus profesionales y técnicos públicos, puede ofrecer condiciones razonables de remuneración pero asociado a una fuerte inestabilidad laboral fruto de la proliferación de las figuras de la “Contrata” y “Honorarios”, exoneraciones que habitualmente detonan por procesos político electorales de la Región y del País. Las trabajadoras (y trabajadores) del sector que logran mantener una “carrera” saben que los cambios de gobierno nacional o comunal provocarán una seria incertidumbre en sus empleos y ello impactará en sus vidas y en su familia.
Incluso cada mes de noviembre o también diciembre puede traer a las trabajadoras del sector público, Enseñanza y Salud a contrata y a honorarios, incertidumbre laboral, derivada muchas veces de lejanas políticas nacionales, completamente ajenas a Magallanes o al arbitrio de una autoridad local. La maternidad de las trabajadoras por ejemplo, unida a la precariedad laboral puede significar un riesgo cierto de cesantía.
Dicho esto nos remitimos a la fuerza y despliegue del Movimiento Feminista que de una articulación estudiantil y universitaria durante el año 2018, avanzó en una agenda que incorpora las reivindicaciones de salud, educación y Trabajo, involucrando a todas las trabajadoras chilenas y a las 33000 trabajadoras magallánicas. Esa fuerza se desplegó en una movilización inédita el reciente 8 de marzo de 2019 y contó con la participación masiva, amplia y plural de todas las mujeres chilenas.
Por ello, resulta lógico que las trabajadoras magallánicas, con el empuje del reciente 8 de marzo conmemoren hoy, más fortalecidas que nunca el día del trabajo.
Las trabajadoras magallánicas pese a la precariedad laboral y previsional contamos así con un nuevo espacio de lucha – el de la lucha feminista- para lograr una vida mejor y un mejor futuro para las mujeres que se incorporarán al mundo del trabajo.
Marta Mattus Millar
Carmen Gallardo Huichapay
ONG RED KASPI CONSTRUCCION SOCIAL.
