Amigos y amigas. Como lo anticipé el lunes pasado, esta semana se efectuó en todo
Chile, la duodécima versión del Congreso Futuro, organizada por el Senado de la República y la
fundación Encuentros del futuro. Sin temor a equivocarme, debe ser por lejos, la mayor
contribución del Senado de Chile, al desarrollo de una sociedad más inclusiva y más equilibrada,
en el acceso al conocimiento. Decenas de miles de personas se conectaron a las
presentaciones, que más de 100 hombres y mujeres de ciencia, realizaron en el Teatro Oriente,
en la capital, y en cada una de las regiones, desde Magallanes hasta Arica-Parinacota. Se trata
de las mentes más brillantes del planeta, hablando desde Chile, sobre los temas que marcarán
nuestro desarrollo en el tiempo venidero. Cambio climático, inteligencia artificial, nuevos
algoritmos de reconocimiento por voz, ciencias del suelo, ingeniería genética, el metaverso y las
múltiples posibilidades que brinda. Pero también, las interrogantes que surgen. ¿Serán
aplicables en el metaverso, los límites éticos, socialmente aceptados en la comunidad de seres
humanos? Los avatares son diseñados para que una persona, interactúe en el mundo virtual,
ampliando los horizontes de la percepción. ¿Se aplicará a los avatares, conceptos como los de
crimen o delito?, ¿A qué reglas estarán sujetas las creaciones intelectuales, producidas por
intermediación de estos ingenios? También existen otras preguntas sin responder. Los
sorprendentes avances en cuanto a IA, robótica, y algoritmos de extracción y análisis de nuestra
información personal, abren la puerta a que no más de tres o cuatro grandes corporaciones
privadas, controlen a su antojo, nuestros datos personales. Completos perfiles que incluyen
datos biométricos, para identificarnos donde quiera que vayamos, información de salud,
comercial, familiar, laboral. Pero también nuevos adelantos, que permiten hacer perfiles
humanos, en base a reconocimiento de voz. Este tema ha sido estudiado ya por investigadores
de las ciencias sociales, y se advierte, que el surgimiento de nuevas formas dentro del sistema
capitalista, como sería el capitalismo de la información, o capitalismo de vigilancia, requiere de
respuestas desde las ciencias sociales. El desarrollo de nuevas formas de defensa de los
derechos fundamentales, ante el riesgo de amenazas en contra de nuestra privacidad, de
nuestra libertad de expresión y de opinión. Se advierte, que las nuevas tecnologías, abren un
campo de posibilidades insospechadas, pero a la vez, profundiza la brecha entre los países más
avanzados, con mayor acceso a internet, y mejor velocidad de conexión. También la brecha
dentro de los países, entre la generación actual, de nativos digitales, y las generaciones
anteriores, del mundo analógico, y de la escritura en papel.
Por cierto, que no todo adelanto constituye una amenaza en sí. Podemos maravillarnos
con los portentosos avances, que, en el curso de una generación, la civilización humana ha
conseguido. Los adelantos en cuanto a la ciencia médica, los estudios bio-genéticos, permitirán
prolongar aún más la vida. Hombres y mujeres, ya pueden hoy día, vivir 40 años más, después
de concluido el ciclo reproductivo. Se habla de la era de la abuela, para denominar a este largo
período en que el hombre y la mujer, no están ya preocupados de asegurar la conservación de
la especie. Se busca un nuevo sentido a la existencia de hombres y mujeres, más longevos que
cualquiera de las generaciones anteriores, y que gozarán cada vez más, de buena salud. Este
sentido, podría ser, el acompañar en la formación de las nuevas generaciones, transmitiendo la
experiencia adquirida. Algo muy parecido al rol que jugaban las personas mayores, en las
primeras comunidades de homínidos.
Las interrogantes planteadas, nos llevan a nuestra propia cotidianeidad, los países en
vías de desarrollo, del cono Sur, se encuentran por un lado más expuestos a sufrir las
consecuencias del cambio climático. El que fue producido por la emisión sin control de Dióxido
de Carbono, a la atmosfera, por las potencias del hemisferio norte, desde la revolución
industrial en adelante. Las potencias industriales de hoy, concentran la mayor inversión en
ciencia y tecnología, y están a la cabeza en la investigación científica. El camino para intentar
revertir esta tremenda brecha, es multiplicar iniciativas como el Congreso Futuro, para divulgar
masivamente el conocimiento, y entusiasmar a los estudiantes y jóvenes de todo el país. Pero
también está en incrementar sustancialmente los montos invertidos en ciencias, investigación y
tecnología. El gobierno del presidente Boric, se ha comprometido, a llegar al término de su
mandato a un monto de inversión, ascendiente al 1% del PIB. Esta decisión debe ser continuada
y profundizada por futuras administraciones.
La brecha que existe hoy en el ámbito educativo chileno, obliga a transformar tanto las
carreras de pedagogía, para incorporar fuertemente el uso de las nuevas tecnologías, sino
también los currículums. No se trata de transformar todos los establecimientos al área técnica,
se trata de desarrollar las capacidades, formación en el método científico a la par que el
desarrollo de pensamiento crítico. El desarrollo de una mente curiosa, el desarrollo de la
imaginación, a la par con el estudio de las ciencias básicas, debiera proporcionar a nuestros
niños y jóvenes, las herramientas, para poder incorporarse al mundo de la innovación. Los
futuros premios nobel, pueden estar formándose hoy en los establecimientos chilenos.
El rol de la política, en la sociedad del conocimiento, es muy claro, promover la
formación de ciudadanos, con pleno acceso a la información, con amplias posibilidades de
participar en la generación de las reglas del juego. En Chile, nos hemos adelantado al resto del
mundo, al ser los primeros en generar una ley, que cautela los neuro derechos. La política
puede y debe jugar un rol, anticipando los riesgos y generando los consensos, que nos permitan
acceder en forma igualitaria al conocimiento, y con plena seguridad de nuestros datos
personales. El congreso de Chile ha hecho un aporte invaluable, y debe destacarse.
En atención a que aún existe una importante brecha digital en Chile, las presentaciones
del Congreso futuro, debieran exhibirse en un programa de la TV pública, en horario prime.
Sería un paso mínimo para democratizar el conocimiento.
Ernesto Sepúlveda Tornero