Entre los días 13 y
14 de diciembre pasado, en el marco del Proyecto GEF Castor de Chile y
el componente castor del Proyecto GEF de Especies Exóticas de Argentina,
se reunieron en Punta Arenas representantes de los organismos e
instituciones vinculados a ambos proyectos en un taller binacional. En
el encuentro, los asistentes compartieron información técnica y
coordinaron acciones en torno a la gestión del castor.
Uno de los objetivos fundamentales del taller fue afianzar las
relaciones entre las instituciones medioambientales chilenas y
argentinas, de manera de fijar protocolos de acción para que una vez que
los dos proyectos lleguen a su etapa cúlmine, quede definido de qué
manera ambos países a través de sus instituciónes abordarán la
problemática del castor en el futuro.
Tras el taller, la oficial técnico líder de la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO Chile), Hivy
Ortíz comentó que “para abordar un tema tan complejo como el de las
especies exóticas invasoras, es vital que el esfuerzo se haga de manera
colaborativa e integral entre los países, instituciones y sociedad
civil, porque los problemas de salud, ambientales y sociales que las
especies exóticas invasoras generan, afectan a todos”. Y agregó que para
evitar la expansión del castor hacia el continente resulta clave
comenzar a trabajar a la brevedad en medidas de alerta temprana y
gestión del territorio. “Una vez que el problema se instala, los
programas de erradicación requieren de inversiones más altas y se
presentan dificultades mayores para comprobar la efectividad de estos.
El gran esfuerzo, entonces, debe ser instalar medidas necesarias para
que la invasión no se produzca, identificando sitios vulnerables y
actuando de forma inmediata”, subrayó Ortíz.
Al respecto, el secretario de Política Ambiental en Recursos
Naturales de la Secretaría Nacional de Ambiente de Argentina, Diego
Moreno, se refirió a la importancia de realizar estas actividades
conjuntas: “La idea es contar con estrategias coordinadas para que el
esfuerzo que se haga en ambos lados de la frontera sea lo más efectivo y
eficiente posible, de manera de lograr la recomposición de los
ecosistemas nativos de los dos países”.
En cuanto a las lecciones aprendidas, Mauro Pérez, secretario de
Estado de Ambiente, Desarrollo Sustentable y Cambio Climático del
Gobierno de Tierra del Fuego y Antártida e Islas del Atlántico Sur,
destacó que en su experiencia con el Proyecto GEF argentino, uno de los
puntos más complejos de abordar fue el comunicacional: “La parte más
ardua fue comunicar y concientizar sobre el impacto del castor para el
ecosistema fueguino a la población, porque con el paso del tiempo el
castor ha sido identificado como un atractivo turístico, por ende,
también tuvimos que hacer un trabajo de erradicación de estos conceptos
que se utilizan en el turismo”, comentó.
Durante el taller, los participantes comentaron los objetivos de los
proyectos. En esa línea, el director del Proyecto GEF Castor Chile,
Charif Tala, explicó que se busca generar tanto una estrategia como una
planificación financiera que permita escalar las acciones que se están
ejecutando con los pilotos de control, hacia un proyecto de erradicación
del castor en Chile y Argentina, en pos de la recuperación de los
ecosistemas patagónicos tanto de bosques australes, como de praderas.
Hoy el castor es una amenaza grave para la biodiversidad nativa de
Magallanes, en donde ya existen áreas muy afectadas por esta especie
exótica invasora, que no reconoce fronteras. Así lo manifestó el
Secretario Regional Ministerial de Medio Ambiente de la Región de
Magallanes, Eduardo Schiappacasse: “Con este taller binacional
definiremos el trabajo conjunto que llevaremos adelante, para lograr el
control y la erradicación del castor de la Patagonia chileno-argentina”.
El viernes 14 de diciembre las delegaciones de ambos países
realizaron una salida a terreno al piloto que el Proyecto GEF Castor
Chile en conjunto con la Corporación Nacional Forestal (CONAF), instaló
en la Reserva Nacional Laguna Parrillar, donde el castor ha colonizado
cuencas del río San Juan, afectando ecosistemas de alto valor biológico y
de producción de servicios. En esta zona se realiza una evaluación del
territorio, en torno a las mejores técnicas de restauración, e
identificando sitios de alta vulnerabilidad a la invasión.