Todos los miércoles, la municipalidad retira la basura orgánica y la traslada a contenedores ubicados en un invernadero alejado de la ciudad, con vista al Canal Beagle. El proceso tarda varios meses, pero el resultado es un abono natural que favorece a la agricultura y ayuda a rescatar los suelos degradados. Una iniciativa que nació de la comunidad, con 80 familias voluntarias, la mayoría agricultores usuarios de INDAP que se benefician directamente.
La centolla y el centollón son cotizados y sabrosos, pero su cáscara genera un olor insoportable que se filtra desde el vertedero, ubicado a 1,5 km de la ciudad. En el futuro la idea es sumar también a las empresas productoras del crustáceo y contar con una planta industrial que desarrolle compost de calidad, al punto que se pueda exportar a Punta Arenas, otras ciudades de la región, “y por qué no al resto del país”, asiente el alcalde de la comuna de Cabo de Hornos, Patricio Fernández Alarcón, 45.
“Queremos llegar a reciclar el cien por ciento y que desaparezca el vertedero. Y lo estamos logrando, la gente de a poco se está acostumbrando a separar los desperdicios. En estos meses hemos evitado que más de 25 toneladas de basura orgánica llegue al vertedero”, explica orgulloso Fernández.
La planta estará ubicada a poco más de 3 kilómetros de la ciudad y generará empleo a los isleños. El costo aproximado supera los mil millones de pesos, considerando que entrar y salir de la isla Navarino no es fácil y que los precios en construcción son diez veces más caros que en el resto del país.
Si bien, el espíritu y el foco de la municipalidad no es generar negocio, esperan poder concesionarla una vez que esté funcionando y en el futuro vender el compost como producto vegetal del fin del mundo.
Hace veinte años atrás, Patricio Fernández Alarcón, 45, llegó de visita a la isla Navarino. Y se quedó encandilado por el belleza del paisaje, la tranquilidad del canal Beagle y todo el pergamino del entorno: aguas más limpias del planeta y reserva natural de la biósfera. Hoy, cuando está en su segundo período de alcalde, una de sus preocupaciones principales, es mantener prístina la localidad, “la mejor obra que uno puede legar”, precisa.
A través de unas cajas, de medio kilo, con diseños especiales que resaltan la geografía del producto, el alcalde se encarga de promocionar el compost. La entrega a visitas ilustres y a todos quienes puedan aportar al desarrollo de la iniciativa. Una fue entregada al Jefe de la División Nacional de Fomento de INDAP, Sebastián Acosta.
Alianza con INDAP
En esta historia que tiene revolucionada a la isla -que no supera los 2.500 habitantes-, los agricultores de INDAP son protagonistas activos, participan en el proceso de reciclaje y reciben gratis los compost.
Asegura que en Chile, una persona genera diariamente 1,25 kilos de basura aproximadamente y alrededor del 50% de ella se compone de residuos orgánicos. Sin embargo, a pesar de que su descomposición genera un alto nivel de gases de efecto invernadero, menos del 1% de estos son manejados de una manera ambientalmente responsable. “De ahí que nuestra comunidad tenga una especial preocupación, por mantener prístino el entorno. Y el material resultante del reciclaje de la basura termina beneficiando a los huertos e invernaderos del fin del mundo. Hay un trabajo en equipo, coordinado por la Municipalidad, en el que participan varias instituciones. Nosotros estamos impulsando la educación en los temas de reciclaje y agroecología”, explica Manuel Ulloa, Jefe Técnico del Programa de Desarrollo Local de Cabo de Hornos, de INDAP.