Hace casi tres años dirán que partió todo, octubre 2019 cubierto de Pueblo las calles de Chile exigiendo Dignidad en medio del oasis latinoamericano. Pero antecedieron por décadas centenares de “micro estallidos” en cada rincón de Chile demandando educación, salud, trabajo digno, cierre de industrias contaminantes, ríos libres, libertad, justicia y aún así, no lo vieron venir. Tan profunda ha sido la crisis de legitimidad y el desfonde institucional que no vieron lo evidente: los dolores de un pueblo invisible a la política de las élites.
Contra toda adversidad logramos sacar un proceso constituyente a contrapelo de un gobierno criminal, al que no le tembló la mano para levantar las armas -una vez más-, contra el pueblo, un gobierno impune cuyo legado de mutilación y muerte no logró callar nuestra voz. Un proceso donde por vez primera, fue representado el pueblo de Chile en su inmensa diversidad territorial y cultural, ¡el primero paritario en el mundo! donde logramos llegar también con la voz de los movimientos sociales a abrir las puertas de una nueva historia.
Y es en medio de este difícil tránsito que debemos recordar que cada derecho ganado ha sido fruto de organización y lucha social, de trabajadoras y trabajadores, de mujeres y feministas, defensoras de la tierra, grandes movimientos sociales que han logrado torcer la mano al abuso en distintos momentos de la historia. Recordar que nunca se nos ha regalado nada. Y así mismo,que cada derecho conquistado no puede darse nunca por ganado, debemos estar vigilantes toda la vida, pues bastará una crisis política, económica o religiosa para que todo lo avanzado nos sea arrebatado.
Agradezco de este proceso haber encontrado miles de miradas, anhelos, voluntades inquebrantables, también rabia, frustración y desesperanza profunda, cada cruce de miradas reafirma esta firme convicción de cambiar este país de heridas abiertas, escondidas tras luces y pantallas, las que cargamos por vivir generaciones de atropellos, injusticias, postergaciones, todo tipo de violencias amparadas en el marco de un Estado muchas veces cómplice y ausente.
No podemos seguir esperando, el cambio es ahora.
Hoy damos un gran paso como pueblo, de aprendizaje intenso, de recomposición acelerada de tejido social, de dotarnos democrática y paritariamente nuestra carta fundamental, abrazamos este momento como uno de los mayores logros de nuestra sabiduría colectiva. Quién diría que llegaríamos tan lejos… la esperanza está puesta en Chile, y el triunfo será, probablemente, la conquista popular más grande de nuestra historia.
Este domingo los ojos del mundo estarán puestos en Magallanes y con la apertura anticipada de nuestras urnas, hacemos un llamado a demostrar con convicción y esperanza que la Patagonia Rebelde da un paso al frente digna y orgullosa, para otorgarnos libremente esta Constitución, acordada en un proceso participativo, paritario y democrático. Seremos la primera región que le dirá a Chile y el mundo: ¡fin a la constitución del tirano!
¡Viva Chile social, democrático y de derecho, plurinacional, intercultural, regional y ecológico!