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AGRICULTORES ASOCIADOS PROMUEVEN EL USO DE PLANTAS MEDICINALES

-El doctor receta viadil, nosotras damos ajenjo -dice Mónica Saldivia, mientras el resto ríe y lanza otros nombres: manzanilla, hinojo, boldo, en una lista que parece infinita, pero que ayuda en los dolores estomacales. 

-Eso sí -advierte Herminia Nahuelquén-, hay que saber preparar las plantas. No puede quedar oscura el agua, tiene que ser transparente, prepararse tibia y dejar reposar al menos unos diez minutos antes de beber la pócima. 

El diálogo ocurre en una cocina de una de las socias de la agrupación Tierra y Esfuerzo, ubicada entre el cuadrante de los límites del sector Lynch con Villa Generosa, en la ciudad de Punta Arenas.  En total son diez integrantes, con paridad total: cinco hombres, cinco mujeres, con la salvedad que desde su fundación, el año 2006, la organización sólo ha tenido presidentas: “por eso todo sale bien”, ironiza Herta Maldonado, una de las socias antiguas.  

Durante la conversación aflora natural la sabiduría ancestral. Los siete presentes ilustran como si fueran enciclopedias humanas, con datos y precisiones del tipo: “Hay que saber qué partes sirven de la planta”, “cuándo sembrarlas”, “el momento de la cosecha”, “cómo prepararlas”, “cuáles son los principales usos”  y un gigante etcétera con respuestas claras y precisas, al punto que esperan en el futuro sacar un manual de recetas solo de plantas cosechadas en la zona. 

Hoy, en Punta Arenas hay más de 30 especies de plantas medicinales que logran superar el clima austral, algunas introducidas crecen de manera natural como el ruibarbo que concentra gran cantidad de ácido oxálico en sus hojas, por eso no se consume, ya que pueden generar incluso la muerte en altas dosis; y otras, que han logrado traer del resto de Chile: “Todo lo que hemos probado se da de manera excelente, a veces cuesta un poco, pero a la larga siempre termina prendiendo la semilla”, asegura José Cárdenas, agricultor con pasado en la radiotelefonía local. 

La historia la refrenda Pedro Pablo, quien en su primera intervención dice: “gracias a mí descansan un día al año”. Todas ríen, y Pedro Pablo Bustos detalla que sus tareas en el predio son regar los invernaderos e importar semillas y plantas: “tenemos árboles frutales solo para el consumo de los nietos”. 

En la actualidad el Ministerio de Salud reconoce más de 103 hierbas medicinales y en la zona aumenta su comercialización. Y es que cada vez más los agricultores destinan un espacio de la superficie de sus predios a este tipo de siembra.  “Hay una sabiduría que estamos aprendiendo a valorar como sociedad.  Y nuestra agrupación está por compartir y difundir este conocimiento natural”, precisa Nelly Nicurehue, presidenta de la agrupación Tierra y Esfuerzo. 

-¿Cuáles son las ventajas de organizarse? ¿Por qué formaron Tierra y Esfuerzo? 

Nadie quiere romper el silencio. Se miran, murmuran… hasta que alguien dice las giras técnicas. “Sí”, asiente una; “la pasamos bien y aprendemos mucho”, replica otro.   

La primera gira fue a la región de Valparaíso. Recorrieron varias localidades y conocieron las experiencias de otros agricultores. Se trata de un mirarse a la cara y aprender de sus pares. “Era nuestro primer viaje y nos atendieron tan bien que no gastamos nada. Ni en comida. Ni en traslado… Así que al regreso fuimos a devolver la plata a INDAP y descubrimos que no se podía, así que con el vuelto planificamos otra gira a Puerto Natales a conocer el trabajo de los Huertos Familiares”, cuenta Mónica Saldivia, la primera presidenta de la agrupación y una de las impulsoras de la feria Mujer Campesina y Rural que se realizó durante seis años en Fide XII. 

Desde el año 2006 han recorrido gran parte de Chile y recibidos conocimientos prácticos que hoy replican en sus predios.   

Hoy, sienten que son una organización sólida y comprometida con la agricultura, en los 17 años de vida ya dos socias partieron: Elízabeth Mella e Isabel Andrade. Las recuerdan con cariño y las tienen siempre presentes.