Innovación y compromiso social, esas parecen ser las cualidades que reunieron a Viviana Cárdenas, Ignacio Leiva y Gabriela Díaz profesionales que crearon, gracias a la tecnología de la impresión 3D, una mano ortopédica para un natalino que perdió su extremidad hace años, durante un accidente de trabajo en un aserradero. Ahora, la iniciativa busca conseguir un espacio de trabajo para llevar esta ayuda a más personas.
“Voy a tratar de hacer lo posible para acostumbrarme y salir adelante con la prótesis que me están regalando los chicos (…) estoy muy agradecido de su trabajo, y ojalá sigan adelante con esto y que sirva para muchas personas más”, manifestó José Vera Millalonco, usuario “Cero” de la iniciativa impulsada por los profesionales involucrados.
Todo nace en la mente creadora de Viviana e Ignacio, fundadores de la pyme Protos, quienes por medio de las impresoras 3D han llegado a la fabricación de un espectro tan amplio de piezas y partes, que su “repertorio” incluye piezas industriales, moldes de galletas, réplicas de monumentos a escala, y una prótesis de extremidad superior funcional de bajo costo.
Así lo detallan Viviana e Ignacio, ambos ingenieros mecánicos: “Esto nació sólo, y con las palabras más simples, de las ganas de ayudar. Encontramos la forma de llevar esto a prótesis, que es algo que se hace en otras partes, empezamos a buscar información para poder concretar esto, pero siempre con la idea de ayudar”.
Digno de destacar es que el primer prototipo se ha financiado sólo con recursos propios de los profesionales, además del tiempo que se ha invertido, tanto en la fabricación como en el seguimiento al usuario, ya que es ahí donde Gabriela ha tenido relevante participación.
“Al ser él nuestro ‘caso cero’, viene una parte en que nosotros comenzamos a ver cómo él incorpora esta prótesis en su diario vivir (…) ahora se empiezan a entrenar todas las habilidades manuales que por razones obvias perdió, y que al incorporar este segmento, hay un tema de autoestima que debe ser atendido, un proceso sicológico involucrado; muchas veces el paciente se acostumbra a su nueva condición, pero interiormente ellos anhelan el segmento amputado, y eso es lo que en el fondo se logra al proveerlos de esto, y para eso hay también un proceso que se debe asumir”, explicó la terapeuta ocupacional, Gabriela Díaz.
Una nueva mano
Si bien el prototipo creado por este grupo de emprendedores magallánicos no reviste las prestaciones de los grandes brazos robóticos que se pueden ver en otros lugares del mundo, lo cierto es que apunta a ser una extensión del miembro del paciente completamente funcional, con el que pueda en efecto levantar cosas y desarrollar tareas que demanden mínima fuerza física.
Es propio consignar que, desde que se iniciaron las primeras pruebas con don José, hasta la entrega del último modelo, pasó un año de trabajo, además de varios intentos y pruebas hasta llegar al modelo más ajustado a sus necesidades.
El resultado de tanto trabajo fue evidente al ver al natalino alegre, practicando los primeros ejercicios mientras el equipo afinaba detalles a medida que don José probaba la prótesis. “Lo vimos a él alegre, y con eso nosotros nos sentimos contentos de que haya resultado”, comentó Viviana Cárdenas.
Ahora, lo que más requieren estos profesionales para continuar su trabajo son recursos, pero sobre todo, un espacio donde poder instalar sus equipos y establecerse, a fin de continuar con la obra que han comenzado. “Esto no se acaba aquí, hay que continuar con don José, que siga su terapia. No sólo es entregar la prótesis y listo, esto en realidad es sólo el comienzo, y esperamos poder ayudar a más personas”, concluyeron.