Empatizando con las compañeras que han sopesado dejar sus estudios para no seguir encontrándose con sus agresores en las aulas o impartiendo clases, con profunda preocupación la Coordinadora Feminista de Punta Arenas intervino este martes tras conocerse la declaración del Consejo Académico de la Universidad de Magallanes, quienes a cuatro años del Mayo Feminista parecen no haber aprendido ninguna lección respecto a cómo entablar diálogos y responsabilizarse por las agresiones que suceden dentro de la entidad que representan. “Pero no nos extraña, considerando que justamente es uno de los integrantes de este “cuerpo colegiado” una de las personas que está siendo investigada por denuncia de abuso, dejando entrever que continúan sus prácticas mafiosas de encubrimiento”, detallaron desde el movimiento feminista local.
“Declaran que todos los procesos que se han llevado a cabo se han desarrollado considerando la normativa vigente, pero omiten que quienes han realizado y dilatado las investigaciones son sus mismos pares, lo que evidencia la incapacidad de las herramientas que se tienen a mano para resolver situaciones como la del acoso y abuso sexual los que, más que un problema o “error” como lo calificó otrora el rector Juan Oyarzo, son delitos sobre los cuales se levanta la estructura académica patriarcal por la que trepan misóginos e incompetentes con poco mérito para ejercer cargos de poder”, añaden.
“Además, dicen que seguirán trabajando para mejorar los procesos de denuncia en temas de violencia de género, pero a poco más de 4 meses de que venza el plazo para cumplir con la ley 21.369 que regula el acoso sexual, la violencia y la discriminación de género en el ámbito de la educación superior, aún no son capaces de contar con una Fiscalía de Género que profesionalice las investigaciones sumarias -que hasta ahora ejecutan docentes con poco o nulo conocimiento en la temática y enfoque de género-, y que enfrente apropiadamente las decisiones de Rectoría cuando no se ajusten a derecho”
Finalmente, la Coordinadora Feminista declaró: “Cuesta ver a la UMAG como referente de educación superior, y esto rotundamente tiene relación con un problema estructural de la mano de autoridades anquilosadas en el poder que les quedó grande el cargo y los tiempos, y que claramente no cuentan ya con la confianza ni las capacidades para eliminar la violencia institucional antes de que las víctimas sientan la necesidad de denunciarla públicamente para pedir ayuda. Hacemos un llamado a la comunidad educativa justo cuando en unos meses habrá un punto de inflexión en su rumbo político con la elección de un nuevo rector, a levantar y apoyar una Rectoría Feminista, que termine de una vez por todas con las prácticas de encubrimiento y abuso”.