Un día como hoy, hace 2 años, el pueblo expresó, de las más variadas formas, el descontento contra el capital acumulado por años de años y que sigue latente. Todas las formas de lucha se conjugaron en decenas, cientos de jornadas de combate, en donde la demanda de justicia y dignidad fue la bandera común de los parias. Lo único que podemos lamentar, a 2 años del estallido, es que tan magna expresión de rechazo, no haya concluido en cambios drásticos al estado de cosas que sigue siendo más o menos el mismo que entonces. Y sin embargo, la cuestión más importante es no marearnos creyendo que estamos en presencia de un hecho inédito, además de sacar las lecciones y aprender de los errores que, a la vista de los resultados, son más que evidentes.Ya antes del 18 de octubre del 2019, el pueblo había expresado su rabia contra las privaciones, las alzas y la desigualdad y había sido castigado duramente, pensando los defensores del sistema que con eso callarían para siempre los reclamos y las ansias de cambio. Estaban muy equivocados.
2.- En octubre de 1905, el Comité Central de Impuesto al Ganado, apoyado por el Partido Democratico, hizo un llamado a manifestarse en contra del impuesto a la carne importada. Este impuesto benefició a los grandes productores de carne en Chile en desmedro de las clases populares que no podían acceder a precios elevados. Por esta razón, se extendió la convocatoria al movimiento social, el que se reunió fuera de La Moneda para extender su petición al presidente German Riesco. La creciente violencia y descontrol de la situación hizo que el presidente Riesco llamara de urgencia al general Roberto Silva Renard, quien se devolvió a Santiago y aplastó la manifestación con las armas. El número de muertos bordeó las 200 personas. Si, es el mismo general que algo más de 2 años después asesinó a miles de obreros del salitre, en Santa María de Iquique. Y sin embargo, pese a la represión, los dolores y la muerte, el pueblo siguió su camino de organización y lucha. El 12 de agosto de 1949 el gobierno decidió aumentar el precio del pasaje de la locomoción colectiva en $0,2 pesos o 20 centavos(«una chaucha»), pasando de $1,4 a $1,6. Cuatro días más tarde, el 16 de agosto, los estudiantes salieron a protestar en las calles de Santiago, apoyados por empleados y obreros. La protesta incluyó a estudiantes y trabajadores –obreros, empleados y dueñas de casa–, quienes exigían la rebaja del precio del transporte a $1, mediante la consigna «micros a un peso». Se realizaron barricadas, apedrearon, incendiaron y volcaron automóviles y buses, y derribaron postes del tendido eléctrico. Por orden del Gobierno de González Videla, carabineros y efectivos del ejército atacaron a los manifestantes de manera desproporcionada, dejando un saldo de un centenar de heridos y una cifra indeterminada de muertos, que va entre las 4 y 30 personas fallecidas. Los mismos de uniforme de entonces, hoy detienen indiscriminadamente, torturan, ciegan y matan.
3.- Junto a todas las demostraciones de recuerdo y compromiso que ya se han visto y se seguirán produciendo, hay algo muy importante que debe estar en la mente de todos.Esta rebelión debe dejarnos muchos sindicatos constituidos , pues serán la muestra más clara de que el discurso de cambio profundo llega al pueblo trabajador. Son también segura presentación de demandas colectivas que reflejan la conciencia de los que están luchando y quieren cambiar esta sociedad injusta. En cada barrio donde se encienden barricadas y se protesta, debe nacer una organización social amplia y unitaria, que uniéndose en la acción con los sindicatos será capaz de barrer con el viejo modelo. Cualquier cosa menos que esto seguirá siendo insuficiente.
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