Un centenar de prendas como bufandas, mitones, cuellos y gorros fueron donadas a las fundaciones para el adulto mayor Hogar Cavirata y Casa del Buen Samaritano, confeccionadas por vecinas y adultas mayores del barrio Eusebio Lillo-Cumbres Patagónicas, al alero del taller “Tejer, Esparcimiento y Salud entre Ovillos”, como parte del Plan de Gestión Social que se lleva a cabo a través del Programa Quiero Mi Barrio, en alianza con la Ilustre Municipalidad de Punta Arenas.
En este contexto y para visibilizar estas labores realizadas por las vecinas, se realizó un acto de certificación de reconocimiento a las participantes, junto con hacer la entrega de los trabajos realizados a representantes de la Fundación Cavitara y Casa del Samaritano, actividad en que participaron la Secretaria Técnico Regional (s) del Programa, Camila Plaza, el alcalde Claudio Radonich, junto a las representantes de las respectivas fundaciones beneficiadas y vecinas del barrio.
En la ocasión, Elena Rada, presidenta de la Fundación Humanitaria Cavirata destacó que “ha sido muy grato estar acá, porque nos han tomado en cuenta para obsequiarnos estos lindos trabajos, yo las felicito de corazón porque son todas adultas mayores y han hecho una maravilla de tejido, todo esto, que es a mano, se ve poco hoy en día y son trabajos hermosísimos”.
Por su parte, la directora de la Casa del Buen Samaritano, Marielin Saravia señaló que fue un acto muy bonito por cuanto: “fui invitada por las tejedoras de la población que nos dieron un regalo para los adultos mayores de nuestro Hogar, sobre todo ahora que estamos en pandemia y que los adultos mayores de esta población pueden hacer algo por sus pares”.
El Taller de Tejido se desarrolló por cuatro meses en el Barrio Eusebio Lillo – Cumbres Patagónicas, con la participación de 15 mujeres pertenecientes en parte al club de adultos mayores, más el aporte de otras vecinas. Debido a la pandemia, las vecinas realizaron el taller desde sus viviendas aprovechando sus momentos de descanso y esparcimiento.
Guillermina Chiguay, participante del taller, dijo que “cuando llegó la lana, justo me la entregaron el mes de diciembre, así que yo dije que los primeros días de enero iba a tener lista la chalina. Mi hobby es pintar, pero me olvidé de muchas cosas haciendo las chalinas, me ayudó mucho a distraerme y esta instancia te saca totalmente de la rutina”.
En tanto, la vecina María Oyarzo, contó que “yo pertenezco al grupo de adultos mayores de acá, y nos dieron la lana y nos sirve y para ser más útil y no pensar tanto en la pandemia. Yo estuve con el Covid, pero no me dio fuerte, otra vecina también, y esto ayuda para que nos tomen en cuenta a los adultos mayores.”
El objetivo principal del taller realizado consistió en que las vecinas tejieran prendas de abrigo como entretención y pasatiempo, y durante el transcurso de su trabajo voluntario y solidario decidieron que las labores terminadas fueran entregadas a alguna institución que acoge a personas adultas mayores sin redes de apoyo.