Este 8M se presenta con una mochila pesada que heredamos del 2020, una crisis sanitaria, social, económica y política que sacudió al mundo, del cual no estuvo ajeno nuestro país, y menos Punta Arenas. Y justamente, niñas, niños, las mujeres y personas mayores, han sido de los sectores más afectados, que han debido soportar los embates de esta pandemia.
Cuenta de ello da, el Informe Especial COVID-19 N⁰9: La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad que diera a conocer la CEPAL, aquí se indica que esta crisis que surge del COVID-19, impactó negativamente en la ocupación y en las condiciones laborales de las mujeres en América Latina y el Caribe, señalando que hubo un retroceso de a lo menos 10 años en avances logrados en materia de participación laboral. Este estudio explica, que se registró una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral, vinculado especialmente, a que son las mujeres las que atienden las demandas de cuidados en sus hogares, y muchas de ellas no retomaron la búsqueda de empleo, o simplemente no han podido hacerlo aún, lo que conlleva a una precarización laboral femenina, y la invisivilización de lo que ocurre en el cotidiano con las mujeres.
Una vez más, las mujeres debemos hacernos cargo de las tareas domésticas, una vez más las mujeres debemos cumplir con doble o triple jornada laboral, con el peso del hogar y el peso del trabajo remoto, ambos aspectos poco compatibles para la salud mental de las mujeres y su entorno familiar.
A pesar de ello, aún quedan fuerzas para levantar la voz, y exigir nuestros derechos fundamentales, demandar al estado por mayores garantías y acceso en equidad e igualdad de oportunidades. Las mujeres somos capaces de hacer hasta lo imposible por conseguir lo necesario, ese mínimo para una vida digna, pero no es justo que seamos las sacrificadas en tiempos complejos, aquí se demuestra como aún esta estructura patriarcal instalada en nuestro país, y que nos colapsa y ahoga, sigue estando presente, y con la crisis de la pandemia, esto se ha agudizado aún más.
Las instituciones del estado tienen la obligación de aborda esta situación, y proponer junto con la ciudadanía, alternativas de solución, pero la distancia entre las autoridades y la sociedad civil se hace evidente en este contexto. Por ello el municipio debe dar respuestas, y en esta campaña municipal, una de los temas que hemos puesto en la mesa, dice relación con promover una ordenanza municipal de equidad de género y de la eliminación de todas las formas de violencia, esto es, pensar una política pública local con enfoque de género, que ordene los programas municipales y el presupuesto asociado, en acciones que aporten directamente a las mujeres, especialmente aquellas que han sufrido con más fuerza los efectos de la pandemia, que promueva la autonomía de las mujeres y potencie las habilidades y competencias para un desarrollo integral en todas las áreas de la vida.
Este 8M, se nos invita a reflexionar y atender estas problemáticas que surgen de la reivindicación de los derechos humanas de las mujeres, por ello este llamado a la Huelga Feminista, donde las mujeres del mundo nos levantaremos y alzaremos nuestra voz, para que nunca más sin nosotras, y para ello la importancia de participar de manera informada y consciente por los procesos democráticos que viviremos el 11 de abril, las mujeres transformamos el mundo, y somos capaces de grandes cosas. ¡Arriba las Mujeres que Luchan!; ¡…Ahora vamos unidas, No más caídas! ¡Hasta que la dignidad se haga Costumbre!
Ingrid Melipillán Muñoz
Vanguardia Comunitaria