El nuevo sistema de admisión escolar implementado en el segundo gobierno de Michelle Bachelet tiene como fin, mejorar la “eficiencia”, la transparencia e igualdad de oportunidades para padres e hijos que postulan a los colegios municipales y subvencionados.
Magallanes fue la primera región del país en implementar dicho sistema.
Los colegios informaron activamente a los apoderados sobre los diversos aspectos de sus programas educativos y sus vacantes. Luego de acceder a esta información, los apoderados declararon una lista de preferencias de los colegios en los que deseaban matricular a sus hijos. El sistema está diseñado de modo que ellos expresen sus preferencias sobre los distintos establecimientos de manera honesta y transparente. Muchos colegios tienen más postulantes que cupos. Para decidir los alumnos que serán admitidos a un establecimiento, los postulantes se ordenan en una lista. Esta lista respeta las prioridades indicadas en la Ley de Inclusión y garantiza la igualdad de oportunidades resolviendo empates de manera aleatoria.
Muchas personas han criticado este sistema ya que al momento de postular no se toman en cuenta los méritos de los estudiantes, en mi opinión estoy de acuerdo con las críticas ya qué hay variedad de alumnos con muchas habilidades no solo académicas, aun así también apoyó el modo de inclusión que tiene este sistema permitiendo que cualquier persona pueda postular, aun así nada asegura que entres al establecimiento que quieras.
Un estudio realizado por Centro de Justicia Educacional (CJE) —una de las organizaciones detrás de la campaña La Educación No Es Premio, impulsada por Educación 2020— elaboró el estudio “Nuevo Sistema de Admisión Escolar (SAE) y su capacidad de atenuar la desigualdad de acceso a colegios de calidad: al inicio de un largo camino”, el que concluye que el SAE, en promedio, no ha perjudicado a ningún grupo de estudiantes, en comparación con las postulaciones de los tres años previos a su implementación.
Hay un leve aumento de la cantidad de estudiantes —tanto vulnerables, no vulnerables, de bajo rendimiento y alto rendimiento— que accede a colegios de calidad. Sin embargo, los patrones de desigualdad no han sido afectados por el nuevo sistema, es decir, la brecha de acceso a “colegios deseables” se mantienen en términos de vulnerabilidad y de rendimiento de los estudiantes.
A pesar de que el sistema tenga algunas fallas, funciona, podría ser mejor pero para eso se requiere esfuerzo y trabajo y compromiso de todos los actores educativos de nuestro país.
Tiare Santana – Alex Maldonado – Paola Beham
Colectivo Vanguardia Comunitaria