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EL ORDEN PÚBLICO ECONÓMICO por Ernesto Sepúlveda

Nos acercamos raudamente, al plebiscito donde decidiremos, Apruebo o Rechazo a una nueva constitución. Un hito fundamental en nuestra historia republicana, pero que sólo constituye el inicio del proceso constituyente. Se ha producido una cierta incertidumbre en los sectores empresariales, y los fondos de inversión, por la dinámica que podría seguir este proceso. Se teme a la denominada “hoja en blanco”. Vale decir, el temor cunde ante la posibilidad, de que sectores radicalizados, pretendan barrer, con los derechos o garantías del resto de la sociedad. En mi opinión, es un temor infundado. Actualmente en Chile, ningún sector político reúne, por sí solo, el apoyo popular mayoritario. Ningún sector puede alzarse con la mayoría absoluta de los constituyentes. Eso es garantía de que en las materias donde mas debatidas, se requerirá llegar a acuerdos.

                                                         Sin lugar a dudas, uno de los aspectos más importantes para el crecimiento del país, para la generación de empleos, y creación de riqueza, es el denominado ORDEN PÚBLICO ECONÓMICO. Con ayuda de un viejo manual de derecho económico, trataremos de explicar su importancia. Y por qué es de los contenidos importantes de la constitución política, tanto de la actual, como de la futura.

                                                         Según la doctrina, en definición del profesor José Luis Cea: “El orden público económico, es el conjunto de principios y normas jurídicas, que organizan la economía de un país. Y facultan a la autoridad, para regularla, en armonía con los valores de la sociedad formulados en la Constitución”.  De esto se entiende, que el orden público económico, es un orden normativo. Es decir, son leyes y reglamentos que regulan y organizan la economía del país, pero lo hacen en armonía con los valores constitucionales.

                                                           En la actual constitución, son manifestaciones del Orden público económico:

-Principio de Subsidiariedad (art. 1º inciso tercero), el cual se expresa en las garantías constitucionales (art. 19 Nº 3, 9, 11, 12, 18, etc.);

– Igualdad ante la ley, y proscripción a toda forma de arbitrariedad (art. 19 Nº 2);

-Derecho a vivir en un medio libre de contaminación y restricción de otros derechos en protección del medio ambiente (art. 19 Nº 8)

-Derecho a la protección del Trabajo (19 Nº 16)

-Igualdad ante las cargas públicas (art. 19 Nº 20

-Derecho a desarrollar cualquiera actividad económica (art. 19 Nº 21 inciso primero)

-Regulación del Estado Empresario (art. 19 Nº 21 inciso segundo)

-No discriminación económica (art. 19 Nº 22)

-Libertad para adquirir todo tipo de bienes (19 Nº 23)

-Derecho de Propiedad (19 Nº 24)

-Derecho de propiedad intelectual (19 Nº 25).

                                                                                     Como se puede apreciar de los textos citados, el corazón de la actividad económica chilena, está expresado en un conjunto de normas, que conforman el Orden Público Económico, y que está integrado a la actual constitución. En otras palabras, de una eventual discusión constituyente, dependerán definiciones de carácter técnico, que tienen un impacto directo, en la vida cotidiana de todos nosotros.

                                                                                     Pongo el relieve en el plano económico, porque gran parte de las promesas de campaña, de los candidatos, casi siempre se relacionan con aspectos, que están regulados allí en el Orden Público Económico. Son los aspectos centrales de toda economía, es el esqueleto, la columna vertebral de la economía. Cualquier modificación que hagamos en estas materias, producirá un impacto directo, en la capacidad de atraer inversiones a Chile, en la capacidad de generar empleo, en la posibilidad de percibir mejores salarios.

                                                                                     Cuando hablamos de una nueva constitución, debemos entender, que incluye materias como estas, de gran tecnicismo, y que son trascendentales, para que podamos vivir en la sociedad prospera a la que aspiramos.

                                                                                     Es fundamental tener claro, que no existe ningún atajo para derrotar la pobreza y la desigualdad, ningún cambio legal o constitucional, nos va a convertir en un país desarrollado y equitativo de la noche a la mañana.  A nuestra generación le tocó esta tarea, y debemos asumirla, pensando en las generaciones que vienen. Con responsabilidad, y confianza de que sabremos hacer lo que es correcto.

Ernesto Sepúlveda Tornero