1.- Bastante contundentes y decidores son los datos sobre organización sindical y negociación colectiva, que ayer esbozamos en nuestro Pulso.
No solo debe preocuparnos que apenas 1 de 5 trabajadores participen en sindicatos, también tenemos que desarrollar un arduo trabajo para que esa participación sea activa y haga del sindicato una herramienta efectiva.
En seguida se nos presenta otro problema.
¿Como explicarnos que de ese 20% organizado, apenas 1/3 negocie colectivamente? ¿Estamos entregando las orientaciones correctas y llegando con un discurso claro y comprensible a los trabajadores?
Algo debe estar sucediendo, para que menos de la mitad de los organizados presente a sus patrones propuestas colectivas que les permitan mejorar sueldos y condiciones de trabajo. De no ser capaces de desatar este nudo, todo lo que hagamos chocará contra el muro levantado por el sistema.
La individualidad y el consumismo se antepondrán con éxito, como lo hacen hasta ahora, al trabajo de la organización y no nos queda más que perseverar, para dar vuelta a la manija y convencer a los trabajadores de que se ubiquen en el lugar que les corresponde en esta sociedad de clases.
2.- La huelga fue, es y será la respuesta de los organizados a la negativa patronal de responder a sus demandas, pero para que sea efectiva, los que la llevan a cabo han de haberse preparado adecuadamente para no ser sorprendidos.
Lo primero es construir un buen fondo de resistencia, pues cuando estalle la huelga no habrá sueldos, por lo que el fondo debe proveer recursos a quienes están en paro.
Seguidamente, hay que tener claras las comisiones de trabajo y la participación de todos los huelguistas en ella.
Disciplina. Alimentación. Propaganda. Finanzas. Comunicaciones, y otras que el grupo estime necesarias.
Sostenemos que la huelga debe ser permanente y que hay que ingeniárselas para impedir el funcionamiento de la empresa, sin arriesgar detenciones o problemas innecesarios.
3.- El tipo de huelga de la que hablamos es la normada por ley y será la escuela para preparar la gran huelga general, esa que estallará cuando millones de trabajadores y trabajadoras estén organizados y preparados para luchar por sus derechos.
Pero no se crea que esta huelga general será el resultado de grafitis y letreros, como tampoco de la sola disposición de dirigentes honestos y sinceros.
La huelga general o el paro nacional, será el resultado de la acción de los trabajadores organizados en miles de sindicatos, quienes lograrán detener el avance de normas anti obreras a la vez que impondrán las nuevas condiciones sobre las que se regulará la relación capital trabajo.
4.- Para llegar a este momento, hay que cambiar profundamente algunas concepciones de la gestión hacia los trabajadores.