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ASTRAMUPA SE REFIERE A LAS PALABRAS DEL ALCALDE RADONICH

Como Asociación de Trabajadores Municipales de Punta Arenas,  hemos tomado conocimiento, a través de los medios de comunicación regionales, de los destemplados dichos proferidos por el Alcalde de la Ilustre Municipalidad de Punta Arenas, don Claudio Radonich Jiménez, y  que dicen relación, una vez más, con su constante reproche  a  la  labor  de los funcionarios municipales, que son, en definitiva,  los  que  permiten  que su      gestión   se   pueda  desarrollar,  con                           niveles  mínimos de aceptación ciudadana.

El último exabrupto en este sentido, es afirmar que, respecto de la situación de los pozos lastreros, una problemática de larga data en nuestra comuna,       habría    existido              “corrupción”,         por             parte               de       los funcionarios encargados de hacer cumplir la normativa, que, en este caso específico data de una ordenanza del año 2003.

Pese a que el señor Alcalde de la Ilustre Municipalidad  de  Punta Arenas, cuenta con formación de abogado, realiza una aseveración, que genera un tremendo daño a la gestión municipal, independiente del alcalde de turno, ya que, categóricamente, atribuye a actuaciones individuales de funcionarios   a   quienes   no   identifica,   hechos  que,  a                     todas luces, se producen      porque,   lamentablemente,           el  sistema                 de                 fiscalización           e inspección          existente          en la         entidad                 edilicia,      simplemente        no     permite fiscalizar de mejor manera, toda la normativa relacionada con  la  extracción de áridos, ya que, no cuenta con los recursos humanos  ni físicos  que  lo hagan posible, y que, cada alcalde que llega a encabezar la municipalidad, tampoco estima como una primera necesidad a mejorar.

De ahí que nos llama profundamente la atención y nos lastima, que se vierta            una           crítica                en     términos   tan   duros,   cuando   en     la     Ilustre Municipalidad de Punta Arenas, contamos con  trabajadores  que  llevan  más de cuarenta años al servicio de la comunidad, y que no pueden ser

tratados de “corruptos” por una  autoridad transitoria, que, hasta ahora, no ha implementado, tampoco, ninguna medida que pudiera brindar eficiencia y eficacia, al sistema de fiscalización de ésta u otras normativas municipales, en las que, reconocemos un déficit en su fiscalización como institución pública, a quien la ley le entrega dichas potestades.

De ahí que no nos parece justo, pretender utilizar a los trabajadores municipales como un “chivo expiatorio”, buscando responsabilizarnos, de que, en plena emergencia sanitaria, un grupo no menor de transportistas, haya  optado por  realizar  una medida de presión consistente en  el corte de  la ruta de acceso a la ciudad de Punta Arenas, la cual pese al contexto de movilizaciones que ha vivido el país, en el último tiempo, ni siquiera fue objeto de algún tipo  de  reproche por parte de las autoridades encargadas de asegurar el orden público.

De lo expuesto, queda meridianamente clara, la estrategia seguida para enfrentar los conflictos que se presentan en la gestión municipal actual, la que se limita a culpar a los trabajadores, por lo que hacen, han hecho y seguirán haciendo, ya que, los encargados de resolver los problemas políticos de una administración, son los alcaldes y no los funcionarios.

Por último, deseamos pedir un mínimo de respeto por el trabajo municipal, el cual muchas veces se desconoce, y no permitiremos seguir siendo expuestos, como si fuéramos nosotros, los únicos responsables de  una                   gestión          municipal,  cuyos         destinatarios pudieran  considerar ineficiente, y, no nos cabe duda que, si se realizan las investigaciones correspondientes,  y se                 determinan         responsabilidades         administrativas, éstas serán de aquellos que en la municipalidad realizan una labor  de dirección y no de nuestros representados.

La DIRECTIVA ASTRAMUPA