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PENSANDO FUERA DE LA CAJA por ERNESTO SEPULVEDA

Atrevernos a romper con los convencionalismos, a ir más allá de lo que la burocracia estatal o una economía de banqueros, nos permiten. Encontrar respuesta a las múltiples interrogantes con las que nos desafía este presente. Vemos a diario tanto a políticos como a líderes empresariales, dando las respuestas de hace 30 años para los problemas de hoy. Inercia, pereza intelectual, comodidad, razones puede haber muchas. Prefiero equivocarme, que pretender que tengo el mundo resuelto. No se puede dar las mismas respuestas, si las preguntas son otras.

              Innovación, nuevas tecnologías de información (TI), inteligencia artificial (IA), investigación científica de avanzada. Son lo que separan al mundo hoy día, entre quienes pueden lidiar mas o menos exitosamente con la pandemia, y quienes yerran una y otra vez, con la muerte respirándote en la nuca.

              En esta ocasión, he traído a esta columna, reflexiones que leí en artículos publicados recientemente. Uno perteneciente a la revista “The conversation”, de Tufts University, el otro publicado por Knowledge Wharton, Pennsilvania University.

              En el primer artículo el profesor Bhaskar Chakravorti, decano de negocios globales de The Fletcher School, se explaya acerca de las distintas estrategias de salida de los bloqueos impuestos por el Coronavirus. Es muy interesante, conocer como lo han hecho seis países distintos, considerando nuestra propia experiencia como país. Vemos que la grave afección a la calidad de vida de las personas, la pérdida de medios de subsistencia, ha sido común en todo el orbe. La presión por poner fin al bloqueo, y reanudar las actividades, se adopta incluso en países donde los fallecidos por el Covid19, suman decenas de miles. De la observación de las estrategias de cierre y de apertura, que varios países han adoptado, el profesor Chakravorti, ha extraído algunas características o rasgos, que pueden orientar a otros países.

“La capacidad de una nación para manejar el brote depende de muchos factores: la voluntad de los gobiernos de tomar medidas decisivas; cumplimiento ciudadano en quedarse en casa y distanciamiento social; y la capacidad para realizar pruebas adecuadas de la enfermedad, incluido el «rastreo de contactos», que rastrea a las personas que han estado en contacto con las personas infectadas.” 

              Todos los países se vieron en la necesidad de cerrar comercios, salas de espectáculo, estadios, y cualquier otro lugar donde se congreguen personas. Pasar a realizar actividades a distancia, requiere en todas partes, contar con la infraestructura adecuada. Según observó el profesor Chakravorti, esta falencia no afecta sólo a los países del tercer mundo, o en vías de desarrollo. Desde luego, están los países que han estado a la vanguardia en la respuesta a la pandemia, Alemania, Nueva Zelanda y Corea del Sur. De estos, dice “Son países fuertes tanto en la lucha contra enfermedades como en la preparación de la economía digital.” En estos lugares el desarrollo de la actividad económica, “No depende tanto de las interacciones de persona a persona”. Estos países, cuentan con altos niveles de acceso a internet, pagos digitales, y servicios públicos, y empresas preparados para realizar trabajo remoto.

              En contraste con estos países, reconocidos transversalmente, por su exitosa estrategia, se encuentran países que también pertenecen al primer mundo, como Estados Unidos (para muchos la primera potencia mundial), Italia y Japón. En el caso de Italia, cuya estrategia inicial fallida, fue minimizar el impacto del virus. Posteriormente debió imponer controles y bloqueos muy rigurosos. Con altos niveles de cumplimiento a estas medidas, favorecidas “por pruebas y rastreos generalizados”.

Según el estudio realizado por el profesor Bhaskar Chakravorti, “Italia se encuentra entre los miembros de la Unión Europea menos preparados para un cambio hacia una economía digital”.

Paradójicamente, un líder tecnológico como Japón, también erró su estrategia inicial, aliviando las restricciones demasiado pronto. Al igual que Italia, debió después imponer fuertes bloqueos para detener brotes posteriores. Según el estudio, este gigante de la industria, “se encuentra relativamente poco preparado en términos digitales”. Algunas razones serían, las presiones ejercidas para regresar al trabajo presencial. Pero fundamentalmente, por razones de falta confianza. Se ha observado una preocupación desmedida por la seguridad, que obliga a contar con seguimiento en papel de cada transacción. Estas aún deben visarse con sellos corporativos oficiales, y existe renuencia a efectuar pagos digitales.

Otra gran conclusión del estudio del profesor Chakravorti, y que permite develar una verdad más grande que una catedral. No basta con que un país sea rico y desarrollado. “Se requiere no solo fondos sino también un liderazgo con visión de futuro, creíble y transparente y la confianza de los ciudadanos en ese liderazgo.”   Una clave importante del éxito de cualquier estrategia, no sólo para enfrentar una contingencia sanitaria mundial. Un líder que tome decisiones oportunas y firmes, y una ciudadanía que confíe en el liderazgo, y coopere con sus decisiones.

Acá, resalta con fuerza el perfil de la canciller alemana Angela Merkel, con una sólida formación científica, ha contado con la credibilidad y apoyo de la ciudadanía. Asimismo, se destaca el perfil de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern. Quién tuvo una reacción enérgica desde el primer momento. Su enfoque  » ve temprano, ve duro «, a las restricciones de cierre, fue respaldado y cumplido por  sus ciudadanos.  En Corea del Sur, las autoridades controlaron el virus a través de » un liderazgo decisivo y transparente basado en datos, no en emociones «, con amplio uso de medios de control tecnológico, respaldados por la ciudadanía.

              El análisis de las experiencias de manejo de la crisis sanitaria, nos lleva a una reflexión, sobre los alcances que tendrán los cambios tecnológicos que se avecinan. Próximamente tendremos, la necesidad, o la conveniencia, de mantener de manera permanente, amplios campos de la economía, bajo un sistema de trabajo remoto, o a distancia. Una mayor inversión en la construcción de infraestructura digital, abrirá espacio para nuevas actividades económicas, sociales y culturales.

              Con esto en mente, leímos la entrevista a Frank Chen, socio especializado en IA de la firma de capital riesgo Andreessen Horowitz, que publicó Knowledge@Wharton. 

              Sobre el estado actual de la inversión en Inteligencia artificial, Frank Chen refiere que desde la invención de la IA a mediados de los años 50’ en Darmouth, se ha tenido “ciclos de expansión y fracaso”. A los períodos de fracaso, en el rubro de la IA, se les denomina inviernos. El analista Chen, señala que desde los años 50’, al menos han existido “cinco inviernos”. El tiempo actual sería distinto, ya que existen muchas oportunidades, para que las empresas apliquen alguna técnica de IA, y resuelvan un problema empresarial. Técnicas como las denominadas “De aprendizaje profundo”, cuando se aplican a grandes cargas de datos, “obtienen predicciones muy precisas”. Una aplicación práctica es para conocer la rotación de clientes. O para determinar con precisión qué productos específicos están demando los usuarios en la red. Del análisis de esas grandes cargas de datos, líneas de productos como Amazon Basics, decide que nuevos productos lanzar. De este modo, la Inteligencia artificial, puede participar en todo el ciclo de vida de un producto. En palabras de Chen “Piense en el ciclo de vida del producto: debe averiguar qué productos o servicios crear, determinar cómo ponerle precio, decidir cómo comercializarlo y venderlo y distribuirlo para que llegue a los clientes. Después de que lo hayan comprado, debe averiguar cómo apoyarlos y venderles productos y servicios relacionados.”

A juicio de este experto en IA, de una compañía de inversiones en capital de riesgo.” La IA, entendida como un conjunto de técnicas informáticas, al igual que las bases de datos, entrarán en todas las aplicaciones”.

La construcción de infraestructura digital, como los tendidos de Fibra Óptica, los reservorios de big data. Y las técnicas de IA, hacen más barato el almacenamiento, el transporte y el análisis de grandes cargas de datos. Sin las técnicas de IA, sería materialmente imposible extraer información útil.

El desafío de hoy, es contar con esa infraestructura básica, asimismo contar con el personal que podrá manejar con facilidad las técnicas de IA. Chen, señala que “Las tres mejores clases de informática de IA en Stanford son “Intro to AI”, “Natural Language Processing” y “Vision Processing”. … Cada una de esas clases tiene o se acerca a 1.000 estudiantes”. Este personal calificado junto a la IA, puede identificar a los clientes que están por abandonar un negocio, o un producto. Con IA puedes predecir y maximizar, el número de personas que verán la publicidad de un producto o servicio en Facebook, Youtube, Instagram.

De todos modos, los expertos nos tranquilizan, no nos vamos a encontrar próximamente, con un ser dotado de una Inteligencia artificial similar a la del hombre. Principalmente porque las aplicaciones existentes, son de la denominada IA “estrecha”, que permite a ciertos dispositivos leer información de fotos o imágenes, o saber lo que las personas dicen. Pero no están dotadas de la inteligencia general, que sólo la permite hasta ahora el cerebro humano. Que le permite aprender de cualquier cosa, y a través de razonamientos crear o imaginar nuevas soluciones, nuevas ideas, nuevas creaciones.

Obtener análisis de grandes cargas de datos, en tiempo real, predecir el movimiento de las personas a través de una ciudad, al final de una jornada de trabajo, o al inicio de un finde semana. O mas cercanamente, analizar la carga de datos derivados de la pandemia del Coronavirus, permite hoy a líderes de países exitosos en su control, el adoptar medidas como el cierre o a la apertura de la economía. Sobre la base de datos y no sobre la base de emociones. Eso distingue a los liderazgos creíbles, confiables, y exitosos.

Ernesto Sepúlveda Tornero