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HECHO EN CHILE por ROLANDO MARTÍNEZ

Estamos en tiempos de crisis. Vivimos un presente complicado y un futuro incierto. Son muchas las familias que enfrentan la debacle al interior de sus hogares porque la cesantía ha golpeado. Las cifras revelaron en días pasados que había un millón de chilenos desempleados, pero seguro que esta cantidad aumentará más.

La Región de Magallanes y Antártica chilena lució en los últimos años las mejores cifras de menor desempleo en el país. Sin duda, la situación post estallido social y ahora con la pandemia, el escenario de la cesantía se agudizó y el trimestre móvil enero-marzo revela que el desempleo en la región alcanza al 4,7%, es decir 1,6 puntos más que el mismo periodo del año 2019.

A nivel nacional el desempleo llega al 8,2% y la caída en la actividad económica registra 3,5% para marzo, aunque los analistas vaticinan un índice mayor que puede llegar a 12% entre abril y mayo.

Si estamos en plena crisis que no sabemos cómo terminará, resulta impresentable saber que grandes empresas como Cencosud, Latam o administradoras de fondos de pensiones como Capital y Habitat se convoquen para juntas de accionistas con el afán de repartir las utilidades obtenidas por sus ejercicios financieros durante 2019. Es cierto que más de alguien puede decir que ello es producto de ganancias antes de la crisis y también estoy de acuerdo con que ello está estipulado en la Ley de Sociedades de Capital que establece la forma y fondo de distribución de dividendos.

Sin embargo, quisiera saber que este fuera el momento de los gestos de las grandes empresas y administradoras de fondos de pensiones para que con hechos demostraran la adhesión a las crisis que enfrentan miles de familias chilenas.

Ilusionarse quizás con que los propios accionistas resuelvan reinyectar esas utilidades a favor de los trabajadores de sus empresas y en el caso de las AFP´s redistribuir esas utilidades en los afiliados con menores ahorros previsionales.

Ahora bien, más de alguien ha dicho que toda crisis sirve para fortalecerse. Charles Darwin dijo: “No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio”.

Y claramente después que superemos todo esto debiéramos fortalecernos y ojalá todos puedan superar el mal momento. Algunos lo harán antes y otros después.

Quizás sea el momento para que se revitalice la industria nacional que por este modelo económico ha sucumbido ante las producciones asiáticas que con mano de obra barata han incrementado sus exportaciones a todo el mundo.

Un ejemplo claro de ello es que muchos países, incluyendo Chile, deban recurrir al mercado asiático para abastecerse de muchos insumos médicos, clínicos. Basta ver la forma como Chile ha debido adquirir nuevos ventiladores mecánicos en China.

El libro llamado “China Rx” vaticinó el riesgo que medicamentos y suministros médicos que se usan en Estados Unidos y Europa Occidental se hagan en el extranjero y podían ser nacionalizados en una emergencia en los países donde los procesan como India y China.

El connotado epidemiólogo norteamericano  Michael Olsterholm, en revistas especializadas de ciencia, predijo en 2005 que el mundo era vulnerable ante una pandemia y la prueba la ratifica hoy al señalar que el 85% de 156 medicamentos genéricos que se comercializan en Estados Unidos se producen en la India y China.

Chile no puede quedar ajeno a esta realidad y debe potenciar su industria nacional, dar cabida a los investigadores, a jóvenes emprendedores para que no dependamos de otros mercados. Hasta los accionistas de grandes empresas que hoy sacan cuentas con sus utilidades podrían apoyar el nuevo futuro de la producción nacional.