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Dejando de lado la controversia por la sustancia jurídica -o falta de ella- en la sentencia del juez Alejandro Madrid en el Caso de Eduardo Frei Montalva, la discusión sobre su rol en la historia reciente vuelve a aparecer, partiendo por su apoyo al Golpe Militar de 1973 y a los primeros tiempos tras éste, antes de convertirse en el enérgico opositor a la dictadura que describió el magistrado en su dictamen.
Esa faceta de la vida del exmandatario, en que se cuadró con el Golpe, ha sido debatida por años. Ahora, ante este escenario, La Tercera PM le consultó a cuatro historiadores cómo se calibra esto con la perspectiva del tiempo y si se ha soslayado ese lado de su vida en la medida de que su figura se vuelve más icónica.
Pero antes de eso, valgan unos párrafos recordatorios.
Sobre las simpatías de Frei Montalva por el Golpe hay literatura desde hace varios años y no es algo que esté sepultado con cal, aunque en los seis días que han seguido al fallo ha predominado otro ambiente (algo parecido a lo que sucedió tras la muerte del también expresidente Patricio Aylwin).
Entre los registros figura, por ejemplo, su ya famosa carta a Mariano Rumor (noviembre de 1974), entonces cabeza de la Unión Mundial de la Democracia Cristiana. Ahí criticó a la Unidad Popular, la acusó de “siempre haber sido minoría y no quiso reconocerlo”, que “aplicó torcidamente la ley” y relató que la DC “cumplió con su deber de denunciar esta tentativa totalitaria que se presentó siempre con una máscara democrática”.
Frei reiteraba ahí que su partido había agotado los intentos de diálogo con el gobierno de Salvador Allende y que -ocurrido el Golpe- “no somos parte del actual gobierno. No defendemos los errores que se cometen, inevitables algunos, en una situación tan difícil”. Y decía estar convencido de que “las Fuerzas Armadas no actuaron por ambición”.
Esa carta ha sido campo de batalla político por años. La UDI la mantuvo en su sitio web durante la decáda pasada, como argumento de que el Golpe contaba con apoyo transversal. En Magnicidio, La historia del crimen de mi padre, su hija Carmen Freidice que “no es exacto” que en la misiva “mi padre justifique el Golpe”. Añade que “como demócrata y hombre de Iglesia lamentó el golpe y le dolió la forma como el país se precipitó al abismo”.
El tema siempre fue incómodo. Siete días después del Golpe -el “18” de 1973-, el ex gobernante había asistido al Te Deum, junto a la Junta Militar. Eso se lo criticó en su día, por carta, su ex ministro Bernardo Leighton. Frei se defendió ante él: “Invitados los tres ex Presidentes de la República, me pareció mi deber concurrir, deber para mi doloroso, pero deber. Olvidas tú que en esa ocasión fui interrogado por la TV y por la prensa. Mi respuesta fue: ‘He venido a rogar a Dios para que vuelva la paz a Chile’. No hay ahí ni una sola palabra de adhesión ni de excusa a nada”.
“Habría preferido no verte en ese sitio”, le retrucó el “hermano Bernardo”.
En el mismo intercambio de cartas abordaron otra polémica: una entrevista que Frei le había dado al diario español ABC después del Golpe, y que fue reproducida con frases como “los militares han salvado a Chile y a todos nosotros”.
Frei le explicó entonces a Leighton que había protestado porque “el periodista español había abusado de mi confianza, que no le había dado una entrevista”. Recibió por respuesta que “con excepción de tu categórico desmentido en cuanto a Salvador Allende, en el resto la entrevista corresponde sustancialmente a lo que yo mismo te oí sostener en Santiago, antes y después del golpe militar”.
Hace poco más de cinco años, en septiembre de 2013 Carmen Frei -tres años después de denunciar en el Senado sus sospechas de un magnicidio- publicó un artículo en El Mostrador. “El día del Golpe mi padre estuvo en mi casa y nadie sabe más que yo sé lo que él pensó y sufrió ese horrendo día. Él llamó solamente a un ex edecán, una sola vez, para que se salvara la vida al Presidente Allende y para que no se bombardeara La Moneda. Poca influencia tenía mi padre ante los militares golpistas“, dijo entonces.
Fermandois: “Esto está siendo soslayado, a la DC le complica”
“Frei sí apoyó el Golpe, lo veía inevitable. Creyó, como muchos, que solo un intervención militar detendría la marcha a una dictadura marxista. Pensó que iba a ser algo más o menos corto y que después se volvería a la normalidad institucional. Él, poco a poco, va a tomando una posición de dirigente opositor, pero sobre el Golpe mantiene, hasta 1975, cartas donde dice lo mismo”, subraya Joaquín Fermandois. Cree además que la carta a Rumor y la entrevista a ABC, entre otros textos, lo encasillaron.
-¿Cuánto ha incidido en esa imagen de Frei la carta y esa versión de Pinochet, después desmentida por Carmen Frei, donde dice que él lo llamó el día del Golpe tres veces?
-Eso no sé. No sé si lo llamó o no, si lo inventó Pinochet, no hay base para decirlo. Es probable que Frei haya pensando que se iba a llamar a una comisión de ex presidentes o algo así. Después Pinochet lo invitó al Consejo de Estado, pero eso fue una maniobra para usarlo, como usó a Jorge Alessandri.
“Hubo un cambio de expectativas, que poco a poco, entre el ’73 y el ’75, él toma una posición claramente opositora”, dice, y sostiene que esto “está siendo soslayado. A la DC le complica esa situación. Tuvieron muchas razones para actuar como actuaron, pero hoy les sale complicado. Hoy es políticamente incorrecto. Quedan detalles importantes, pero se ha escrito bastante sobre esto”.
Salazar: “A Frei le convenía el apoyo de EE.UU.”
“Está suficientemente documentada la decisión de la Casa Blanca y la CIA de ayudar al gobierno de la DC para evitar un eventual triunfo de Allende”, recalca el Premio Nacional de Historia, Gabriel Salazar. Explica que “a Frei le convenía el apoyo norteamericano, porque su gobierno, pese a su social-reformismo, no encontró apoyo, ni en la masa obrera, ni en la gran masa de los pobladores, que, por el contrario, tendieron a apoyar a Allende. Cabe señalar que el ‘apoyo yanqui’ fue conocido y manejado, sólo, por la más alta cúpula de la DC”.
-¿Qué importancia histórica tiene, para comprender al personaje, su fase, por así decirlo, “pro Golpe”, antes de que se convirtiera en un opositor enconado al régimen?
-Eduardo Frei se auto-percibía y actuaba como gran líder político. Y para la DC, que pretendía gobernar por sí sola 30 años, era imprescindible un líder de esa estatura. Por eso, ante la marea izquierdista que se perfilaba tras Salvador Allende – y el temor de EE.UU. de que eso era un riesgo para el mundo libre – tanto Eduardo Frei como su partido necesitaron en serio de ese apoyo.
Salazar recalca “los documentos desclasificados de la CIA y del Departamento de Estado son suficiente prueba para confirmar la imagen ‘pre-golpista’ de Frei y la DC”, y que “la carta a Mariano Rumor y las entrevistas que él dio en ese período inicial añaden hoy más pruebas a un hecho constatado”. Pero hace un alcance: “Es un error creer que Frei y la DC querían el golpe de Estado tal como fue porque eran intrínsecamente anti-comunistas. Ellos, en la ingenuidad de su magnificada auto-proyección política, cayeron en la trampa mortal del plan estratégico norteamericano, que pasaba por usarlos”.
Sigue: “Al ver los hechos consumados, la sangre derramada, y la decisión militar de usar el poder constituyente -usurpándolo a la ciudadanía- para perpetuar un modelo político que no era ni de la DC ni de la UP ni de la ciudadanía, cuando menos Eduardo Frei asumió una postura crítica y de desconfianza”.
“Las circunstancias de su muerte”, detalla Salazar “prueban también el error que cometieron la DC y el propilo Frei: el plan de la CIA y los militares chilenos no consistía en restaurar la vieja democracia y reponer a Frei en el gobierno, sino instalar en Chile un modelo neoliberal perfecto, arquetípico, que salvara el desprestigio del modelo liberal norteamericano. Para este objetivo, Frei – como quiera que hubiese sido su actitud post-golpe – era un estorbo, más que nada por su imagen de líder democrático reformista. Había pues que eliminarlo”.
Correa: “Pretender esconder su apoyo al Golpe no tiene sentido”
“Ante cualquier problema o situación de la actualidad, la mirada del historiador difiere de la mirada del político. La historia como disciplina intelectual no es nunca un tribunal que enjuicia; la historia no reparte culpas e inocencias, no exalta virtudes, no construye figuras de héroes ni de villanos, no emite juicios éticos”. Es lo que advierte la doctora en Historia y académica Sofía Correaante las consultas de La Tercera PM.
Por lo mismo, ante la cuestión de si está agotado o no el filón de Frei Montalva ante el Golpe y Pinochet, hace ver que la historia “se va construyendo con las diversas y disímiles miradas de los historiadores, y nunca hay una única e indiscutida verdad histórica, así como ésta no emite un juicio para la posteridad que sella la discusión”.
Y, subraya, “ha habido y habrá historiadores que emiten juicios lapidarios, que condenan a unos y exaltan a sus opuestos, que se yerguen en tribunal de última apelación. No obstante, en tales casos, la historia ha sido desvirtuada y desplazada por la coyuntura, por la política más contingente, perdiendo su sentido que es el de la comprensión”.
“¿Por qué Eduardo Frei Montalva apoyó el golpe de Estado? ¿Cuándo y por qué se constituyó en la principal figura de la oposición a la dictadura? Son preguntas que hay que responder para comprender la historia reciente de Chile. Pretender esconder su apoyo al golpe de Estado a partir de las circunstancias de su muerte no tiene sentido”, concluye.
García-Huidobro: “Eso de que ‘no hay muerto malo’ es mentira”
Para Cristóbal García-Huidobro, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Santiago, “los temas nunca están agotados, siempre puede surgir nuevos elementos e interpretaciones, hay cosas que se pueden decir, documentos que revisar”. Aunque, recalca, “el rol de Frei y su relación con el Golpe está más que documentado por investigadores chilenos como extranjeros”.
Como los demás, recalca que “Frei fue partidario del Golpe de Estado. No fue un actor de la organización, pero sí después apoyó la acción de los militares. El tema es que después él mismo echa pie atrás ante las atrocidades y persecuciones por parte del régimen. Frei pasa directamente a la oposición a partir del ’76”.
Agrega que “Frei pudo haber sido un gran luchador por los derechos humanos del ’76 en adelante; antes de eso fue partidario del régimen porque creyó que había una razón de Estado superior”. Y que “hay gente que lo condena todavía por las expoliaciones derivadas de la Reforma Agraria”.
Pero ante la controversia, asevera que “catalogar a alguien de héroe, santo, mártir o demonio tras su muerte no corresponde al ejercicicio histórico, no vale la pena”.
“Eso de que ‘no hay muerto malo’ es mentira; si fuera por eso nadie hablaría mal de Pinochet. Cada persona tiene sus características y cada tiempo tiene su afán. No nos corresponde juzgar moralmente así como así a los personajes, sino que a la ética o a la filosofía. No necesariamente a la historia. En el caso de Frei, Aylwin y todos los personajes que tuvieron algo que ver con los ’70, hay que evitar martirizarlos pero tambien evitar demonizarlos”.