Este jueves 13 de julio, 19 hrs. (de Magallanes) en el programa “El último tren a casa” que produce el Colectivo Aczión Kultural y que conduce Pedro Guichapany presenta en su sección “Solo Jazz” al grupo chileno “ANGEL PARRA TRIO” que está celebrando por estos días 30 años de música.
Liderado por el guitarrista Ángel Parra Orrego, el grupo de jazz que operó bajo el nombre de “Ángel Parra Trío” se consolidó como el primer proyecto sustantivo en la renovación la escena jazzística chilena una vez derrumbado el régimen militar y finalizado el silencio obligatorio. Dada la permanente reinvención musical que le posibilitó una larga vigencia, el conjunto además catapultó a Parra más allá de los territorios del rock, a través de su militancia en el grupo «Los Tres», y puso su nombre entre los más populares guitarristas chilenos.
La historia del famoso trío jazzístico se remonta a fines de los ’80, cuando el grupo de jazz-rock “Cometa” vivía sus últimos momentos. Ángel Parra, quien había reemplazado al guitarrista Edgardo Riquelme en el conjunto, convocó en 1989 a dos de sus miembros originales para trabajar en un taller jazzístico reducido. El bajista Pablo Lecaros y el baterista Pedro Greene se unieron al primer boceto del trío de Parra que por entonces balanceaba el repertorio standard, ciertas composiciones originales con música de Roberto Parra y formato jazz-rock electrificado.
Poco después, el trío se consolidó en el jazz de corte bop con la inclusión del contrabajista Roberto Titae Lindl y el baterista Pancho Molina (iniciados en el jazz en Concepción por el pianista Marlon Romero). La primera formación estable del “Ángel Parra Trío” se propició, justamente, con estos integrantes de “Los Tres”, quienes aprovecharon un receso del conjunto por la gira que su líder Álvaro Henríquez efectuó en 1991 a Europa junto a la “Compañía del Gran Circo Teatro”. Con esta alineación, y con Ángel Parra ya inmerso en la música de solistas como Barney Kessel o Joe Pass, el grupo grabó su debut para Alerce: Ángel Parra Trío (1992).
En 1994, Molina dejó el conjunto para formar y liderar “Los Titulares”, y entonces se integró el baterista Moncho Pérez, también de Concepción. La banda no tardó en establecerse como un referente jazzístico dentro de una escena en vías de reconstrucción. Esta nueva formación grabó los álbumes “Patana” (1995) y “Piscola Standards” (1996), alternando música original y piezas de compositores clásicos, con una tendencia a los lenguajes del swing y el bop por sobre la fusión predominante.
El siguiente álbum, “Tequila” (1998), abrió las puertas al trío hacia nuevas fuentes de expresión. El jazz resultaba entonces insuficiente y el magnetismo de la música popular ya había hecho efecto en Parra y Lindl. Junto a “Los Tres” ambos habían tocado música de Lalo Parra e intercambiado ideas con jazzistas de la vieja guardia como el pianista Rafael Traslaviña o el contrabajista Iván Cazabón. Este nuevo álbum incluyó al acordeonista tanguero Rafael Rabanito Berríos (quien incluso había tocado con Violeta Parra en su juventud).
“No junta ni pega” (2000) ya tenía en las filas del conjunto a los teclistas Raúl Morales y Camilo Salinas, emulando parte del sonido tipo Ángeles Negros. Técnicamente el Ángel Parra Trío pasó a ser un quinteto, pero mantuvo su nombre como marca inconfundible. Con ambos músicos especializados en estos antiguos sonidos de teclados Rhodes, Hammond y Bonanza, la banda comenzó su incursión en la música lounge y el pop psicodélico, sobre todo cuando incorporó a su staff al cantante Julián Peña (ex Los Santos Dumont). Para entonces, ya se habían acabado «Los Tres» y tanto Parra como Lindl desviaron hacia el trabajo con el trío su vocación y experiencia popera.
En ese contexto, la banda grabó su primer álbum con Warner, el doble volumen en vivo “La hora Feliz” (2002), con un ejército de invitados en tres noches en el Teatro Oriente. Allí actuaron figuras como Buddy Richard, la cantante de tangos y bossa nova Nelly Sanders, la voz estelar del Bar Cinzano en Valparaíso Carmen Corena y al creativo Silvio Paredes, además de una serie de solistas en los vientos: Mickey Mardones, Ricardo Barrios, Parquímetro Briceño y Cristián Cuturrufo. El álbum estaba dividido en cuatro momentos, cuatro horas felices: la hora popular, la hora electrónica, la hora bossa y la hora swing. Finalmente fue el disco que marcaría un antes y un después en la historia de la banda en una sostenida transformación, además del momento en que un público que entonces escuchaba otras músicas, comenzó a interesarse por el jazz.
Luego vino “Vamos, que se puede” (2003), álbum que tuvo como inspiración sónica la figura del guitarrista pop de los años ’60 Óscar Arriagada. El trío grabó un nuevo disco con este magistral solista, Playa solitaria (2005), esta vez para el sello La Oreja. Incluyó algunos temas que Arriagada había transformado en hits en los ’60 (además de la participación del prisionero Jorge González), cerrando de paso una etapa de gran éxito popular y apertura musical que le significó el afecto de un público no precisamente emparentado con el jazz.
El regreso de “Los Tres” al disco (Hágalo usted mismo, 2006) obligó a Parra y a Lindl a suspender el proyecto por una temporada, pero ya en 2007 se reactivó para trabajar con el guitarrista de la vieja escuela Panchito Cabrera y el popular pianista Valentín Trujillo y grabar su noveno álbum, “Un año más” (2007). El grupo incorporó además al baterista de jazz Andy Baeza a la alineación en reemplazo de un histórico Moncho Pérez, ahora establecido en Valparaíso, líder de su propio cuarteto bop y cabeza de la nueva escena del jazz porteño. Poco después, el grupo trabajó con el mismo Valentín Trujillo, pero sumó a otros héores de la bohemia capitalina de los años ’40 y ’50, como el saxofonista Mickey Mardones, el trompetista Ricardo Barrios y el tumbador Adelqui Silva para un nuevo repertorio escogido de la época y una revitalización de ese sonido en “Espérame”! (2009).
El proyecto personal de Parra, quien en 2011 convocó a un sexteto de jazz con gente como Sebastián Jordán (trompeta), Agustín Moya (saxo tenor) y Lautaro Quevedo (piano), mantuvo suspendido nuevamente el trabajo del Ángel Parra Trío. A fines de 2013, el guitarrista retomó el proyecto, rediseñado entonces como consecuencia de los problemas internos que se vivieron con sus compañeros de “Los Tres”. A la salida de Parra de la banda de rock se sumó el retiro de Roberto Lindl del grupo de jazz después de 22 años de actividad. Parra convocó así al pianista de jazz y funk Ariel Pino, y junto con Andy Baeza reorganizó la banda como trío de órgano Hammond.
En el programa se podrá escuchar su primer disco de 1992.